Secciones
Servicios
Destacamos
salvador arroyo
Corresponsal. Bruselas
Viernes, 15 de mayo 2020, 20:49
Estaba cantado que la negociación del acuerdo que debería regir la futura relación postbrexit no iba a ser fácil. Que las tiranteces entre Londres y Bruselas iban a alternar picos de moderado optimismo con valles profundos de desafección. En esto que llegó el coronavirus y ... forzó una comunicación vía videoconferencia que complica aún más las cosas: una línea plana que no lleva a ningún sitio. La tercera ronda de contactos para cimentar ese hipotético pacto de cara a 2021 entre la UE y Reino Unido se queda como la segunda; en situación de bloqueo y con mensajes para la galería que cada vez son menos matizables. El término empleado este viernes por Michel Barnier, el negociador europeo, lo resume todo: el periplo está siendo «decepcionante».
Nadie asume la responsabilidad directa de la parálisis. Y seguimos sin avances. Para Bruselas, que admite serias dificultades para conseguir las garantías de que no existirá una competencia desleal, la postura británica «no es realista». Y en el 10 de Downing Street se vive esa suerte de esquizofrenia con las pretensiones de la Unión: «insiste en incluir nuevas y desequilibradas propuestas para atar a Reino Unido», replica David Frost, el interlocutor del francés.
Es ese más de lo mismo de los últimos meses. Con el matiz de que en asuntos como la pesca las posiciones «continúan siendo muy divergentes» y sin pacto aquí la UE no aceptará ninguna asociación económica futura. «Insisten en reparto de caladeros y acceso a nuestras aguas en unas condiciones que no son asumibles», remarca el negociador británico.
Así que por mucho que ambas partes hablen de avances «leves» o «modestos», la realidad es que las posiciones siguen enconadas. El propio Barnier deslizaba una especie de diálogo de sordos con un Reino Unido que, al parecer, insiste en «cada reunión» que le bastaría con que se replicase con él, el acuerdo de asociación que la UE tiene establecido con Canadá, el conocido como CETA.
Y eso para Barnier es inviable por dos motivos. Primero, el calendario: Londres se niega a prorrogar más allá del 31 de diciembre el actual periodo transitorio y 'otro' CETA «requeriría negociaciones arancelarias» punto por punto que «nos llevarían dos años». Y segundo, un contrasentido: según el francés, los británicos persiguen beneficios similares a los que disfrutan hoy en el mercado único, pero sin las mismas «obligaciones». Y claro, «no vamos sacrificar nuestros valores en beneficio de la economía británica». Conclusión, unos y otros se emplazan a cambiar de estrategia antes de volverse a sentar el 1 de junio. Nueva ronda para 'jugar' al teléfono (la videoconferencia, en este caso) estropeado.
¿Ya eres suscriptor/a? Inicia sesión
Publicidad
Publicidad
Te puede interesar
Fallece un hombre tras caer al río con su tractor en un pueblo de Segovia
El Norte de Castilla
Publicidad
Publicidad
Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.
Reporta un error en esta noticia
Comentar es una ventaja exclusiva para registrados
¿Ya eres registrado?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.