Putin viaja a China en busca del refrendo a su política frente a Ucrania y Occidente

El consejero de Asuntos Internacionales, Yuri Ushakov, quiso este viernes subrayar que habrá una declaración conjunta poniendo de manifiesto la «visión común» de la seguridad internacional que comparten ambos gigantes a diferencia de los criterios que manejan Estados Unidos, la Unión Europea y la OTAN, que acusan a Moscú de preparar una intervención militar en Ucrania.

«Se ha preparado una declaración común sobre la entrada de las relaciones internacionales en una nueva era en la que encontraremos una visión común de Rusia y China (…) sobre todo en cuestiones de seguridad», aseguró Ushakov. Según sus palabras, «Pekín apoya las exigencias rusas en materia de seguridad», que pretenden erradicar a la OTAN del Este europeo e impedir que Ucrania sea admitida en su seno, pero que Occidente ya ha rechazado.

Efectivamente, Pekín llamó el mes pasado a los países occidentales a que «se tomen en serio» las «garantías de seguridad» que el Kremlin demanda y se halle una solución satisfactoria. Además, aunque la implicación de China en movimientos bélicos que puedan interpretarse como de respaldo a Rusia frente a Ucrania dista mucho de la que se están observando en relación con Bielorrusia, por ejemplo, sí es verdad que la Armada y el Ejercito de la República Popular participan con frecuencia en maniobras organizadas por el Kremlin.

Ushakov desveló este viernes que Rusia y China firmarán en esta ocasión quince acuerdos, uno de los cuales prevé la creación de un sistema financiero conjunto capaz de esquivar sanciones occidentales. Otro estará dedicado a los suministros de gas. Pero nada dijo del contenido de los otros trece.

Junto con Putin, viajarán el ministro de Exteriores, Serguéi Lavrov; el de Energía, Nikolái Shulguínov; el jefe de la petrolera Rosneft, Ígor Sechin; y el propio Ushakov, entre otros. No más de seis miembros en la delegación, por exigencia de Pekín ante el recrudecimiento de la pandemia, en lugar de la veintena que suele acompañar habitualmente el presidente ruso. Ni siquiera ha sido incluido el director del gigante energético, Gazprom, Alexéi Miller.

Putin y Xi mantuvieron en diciembre una videoconferencia a la semana de que el jefe del Kremlin tuviese una conversación con su homólogo norteamericano, Joe Biden, sobre el conflicto en Ucrania, en la que tuvo que escuchar que un ataque a Ucrania le saldrá muy caro en términos de sanciones. Sin embargo, las palabras del mandatario chino fueron mucho más reconfortantes. Le llamó «viejo amigo».

El máximo dirigente ruso se entrevistó esta semana por teléfono con el presidente francés, Emmanuel Macron, y el martes recibió en Moscú al primer ministro húngaro, Víktor Orbán. Este miércoles le tocó el turno al jefe del Ejecutivo británico, Boris Johnson, con el que también habló por teléfono sobre Ucrania. La conversación no fue nada fácil. Como ya comunicó a Macron y repitió en presencia de Orbán, Putin le dijo este viernes a Johnson que la OTAN ha pecado de «falta de voluntad» al negarse a «responder adecuadamente a las preocupaciones de seguridad de Rusia». Acusó encima a Kiev de perpetrar un «sabotaje crónico» de los acuerdos de paz de Minsk.

A su vez, el dirigente británico advirtió a su interlocutor que «cualquier nueva incursion en territorio ucraniano sería un trágico error de cálculo». Johnson emplazó a Putin a encontrar una salida que tenga en cuenta la «integridad territorial de Ucrania (…) y su derecho a la autodefensa». Para Londres es necesario evitar que las tensiones vayan a más. Una escalada que, según el primer ministro, «no interesa a nadie».