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Rafael M. Mañueco
Moscú
Lunes, 31 de mayo 2021, 19:21
Las advertencias del presidente estadounidense, Joe Biden, de este domingo anunciando que pedirá cuentas a su homólogo ruso, Vladímir Putin, de la observancia de los Derechos Humanos durante la cumbre que ambos mantendrán en Ginebra el próximo 16 de junio no ha caído muy bien ... en Moscú. El encargado de responder ha sido, el viceministro de Exteriores ruso, Serguéi Riabkov, uno de los altos funcionarios que están preparando el primer encuentro de los dos presidentes.
«Varias señales que Moscú dará en los próximos días serán incómodas para los estadounidenses», alertó este lunes Riabkov en declaraciones a la agencia RIA-Nóvosti sin entrar a detallar de qué señales se trata. Riabkov aseguró que se refería, no a lo que vaya a pasar en la cumbre, «sino en los próximos días». El viceministro de Exteriores ruso también llamó la atención sobre el hecho de que «las agendas de Rusia y Estados Unidos de cara a la cumbre no coinciden, pero en Moscú hay disposición a responder tradicionalmente a cualquier pregunta que plantee Washington, a reaccionar a cualquier escenario». «Lamentablemente, no existe siempre la misma disposición de parte de Washington», subrayaba Riabkov.
Por su parte, el ministro de Exteriores ruso, Serguéi Lavrov, fue este lunes más allá y dijo en rueda de prensa que «estamos preparados para discutir y no tenemos temas tabús. Hablaremos de lo que consideremos pertinente y estaremos listos para responder a cualquier pregunta de la parte estadounidense. Esto implica también sobre Derechos Humanos». Añadió que «estamos dispuestos a discutir los problemas que hay en Estados Unidos (...) estamos muy interesados en saber sobre el procesamiento de los acusados por los disturbios del 6 de enero», cuando seguidores de Donald Trump asaltaron el Capitolio.
A juicio del jefe de la Diplomacia rusa, en Estados Unidos «están ocurriendo muchas cosas realmente interesantes, inclusive desde una perspectiva de los Derechos Humanos, de los derechos de la oposición, y de la protección de esta oposición». Respondía así a una pregunta sobre el acoso que padece la oposición en Rusia.
Biden lanzó la invitación de reunirse con Putin el pasado 13 de abril, pero después aplicó sanciones contra Rusia y expulsó a 10 diplomáticos rusos. Moscú respondió deportando al mismo número de funcionarios de la Embajada estadounidense en Rusia. Tales medidas pusieron en peligro la cumbre. Además, el pasado mes de marzo, Biden admitió en una entrevista televisiva que Putin es un «asesino».
Putin y Biden deberán reunirse el próximo 16 de junio en Ginebra. Será la primera cumbre ruso-estadounidense desde la mantenida por el jefe del Kremlin con Trump en julio de 2018 en Helsinki. Según el portavoz de la Presidencia rusa, Dmitri Peskov, en esta ocasión ambos líderes «discutirán el estado actual y las perspectivas de las relaciones entre ambos países, abordarán asuntos de estabilidad estratégica global así como temas de actualidad en la agenda internacional tales como la lucha contra la pandemia y la solución de conflictos regionales». Sobre la mesa es seguro que surgirán cuestiones ligadas a la persecución que padece el principal líder opositor, Alexéi Navalni, y a la asistencia política y económica que Putin presta a su homólogo bielorruso, Alexánder Lukashenko.
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