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Rafael M. Mañueco
Corresponsal en Moscú
Martes, 1 de febrero 2022
En medio de las mayores tensiones desde la Guerra Fría entre Rusia y Occidente a cuenta de ucrania, el primer ministro húngaro, Víktor Orbán, visitó este martes en Moscú a su «amigo», el presidente ruso, Vladímir Putin. Hablaron durante cinco horas sobre todo del suministro ... de gas ruso a Hungría, pero también de seguridad en Europa. Putin se comprometió a mantenerle informado sobre la evolución de las conversaciones en curso con EE UU y la OTAN sobre las «garantías de seguridad» que exige Moscú.
Después, durante la rueda de prensa conjunta y refiriéndose a Ucrania, el jefe del Kremlin dijo tener la esperanza de que «al final, encontremos una solución, aunque no será fácil». Denunció que «el principal objetivo de Estados Unidos es contener a Rusia» y, según su opinión, para ello instrumentaliza a Ucrania. Subrayó que, si Ucrania entrase a formar parte de la OTAN, «crearía una amenaza militar para Crimea». «Imaginen que Ucrania, siendo miembro de la OTAN, lanza una operación militar en Crimea, un territorio soberano de Rusia ¿Y nosotros qué? ¿Iríamos a la guerra contra la OTAN?«, se preguntó Putin.
Repitió lo mismo que le dijo a su homólogo francés Emmanuel Macron, que «Estados Unidos y la OTAN ignoraron las preocupaciones de Rusia», al rechazar las «garantías de seguridad» que Moscú demanda. «Estamos analizando las respuestas escritas recibidas (...) y es evidente que las preocupaciones de Rusia, como cuestión de principios, han sido ignoradas, lanzó en compañía de Orbán. Se trataría de que Ucrania nunca entre a formar parte de la Alianza y que está regresara a las posiciones de 1997, cuando comenzó la ampliación a países del desaparecido Pacto de Varsovia y después a antiguas repúblicas soviéticas.
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Orbán había asegurado al comienzo de la reunión que «ningún líder europeo quiere la guerra (…) estamos a favor de soluciones de carácter político» y llamó su actual viaje a Rusia «misión de paz», ya que, añadió, la UE está dispuesta a «hacer todo lo posible para prevenir una Guerra Fría y reducir la presión y las tensiones». El dirigente húngaro se reivindicó como puente entre Rusia, país con el que mantiene excelentes relaciones, y la OTAN y la UE. Orbán reiteró su conocida postura contraria a la aplicación de sanciones contra Rusia. A su juicio, las sanciones «provocan el efecto contrario, son contraproducentes. Es un instrumento de presión condenado al fracaso».
Hablando ya de su relación con Putin, el primer ministro afirmó que «la primera vez que nos encontramos fue hace 13 años y esta es nuestra duodécima reunión. Casi todos los que eran mis colegas de la UE ya no están (…) y, honestamente, no tengo planeado irme. Hay elecciones en abril. Voy a ganar, así que tengo la presunción razonable de que nos seguiremos viendo en el futuro», le dijo al máximo dirigente ruso el jefe del Gobierno húngaro, dando por sentado que su colega ruso seguirá todavía mucho tiempo en el Kremlin.
Putin le halagó señalando que Orbán, su aliado más cercano en la Unión Europea, «ha hecho mucho por los intereses de Hungría y Rusia». En el terreno de la energía, el presidente ruso dijo que Hungría tiene firmado con Gazprom un contrato de suministro de gas hasta 2036 «que tiene el precio más bajo de toda Europa». El primer ministro húngaro se lo agradeció efusivamente.
El convenio se rubricó en septiembre de 2021 para 15 años para un volumen de 4.500 millones de metros cúbicos de gas a través de dos rutas que evitarán Ucrania, por Austria y Serbia. Circunstancia que ya provocó las protestas de Kiev, ya que, hasta ese momento, el gas con destino a Hungría circulaba por los gaseoductos ucranianos. Budapest mantiene complicadas relaciones con Kiev debido al trato que supuestamente sufre la minoría húngara en Ucrania. Orbán es además contrario a que la OTAN refuerce su dispositivo en el Este de Europa ante la amenaza rusa a Ucrania, a base de incluir a Hungría en el despliegue.
Otro de los terrenos que ponen de manifiesto la buena sintonía entre Moscú y Budapest es el sanitario. Hungría ha sido el primer país europeo que introdujo la vacuna rusa Spútnik V, pese a no estar homologada por la Agencia Europea del Medicamento (EMA). Los dos mandatarios se sentaron este martes a una larga mesa, a unos cinco metros de distancia el uno del otro. Putin bromeó diciendo «es la separación que marca el distanciamiento social, pero es mejor hablar así que por teléfono».
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