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T. Nieva
Domingo, 9 de abril 2023, 00:58
El presidente ruso, Vladímir Putin, aprovechó esta semana el acto de entrega de credenciales a los nuevos embajadores en Rusia para abroncar a los representantes de EE UU, Lynn Tracey, y de la UE, Roland Galharague, por el «deterioro de las relaciones» bilaterales a causa ... del apoyo de Washington y Bruselas a la guerra en Ucrania.
En una sesión extraña, Putin recibió a los embajadores en un gran salón del Kremlin, de techos altos y aspecto solemne, pero mantuvo una distancia de decenas de metros respecto a ellos, supuestamente por miedo al coronavirus u otros motivos de seguridad. Algunas fuentes señalaban que el mandatario tiene una especial preocupación por mantenerse al abrigo de posibles agresiones en los actos públicos a raíz de la guerra en Ucrania. Pero ese distanciamiento, y la forma en que se dirigió a los nuevos diplomáticos en Moscú, también tuvo su contrapartida. El jefe del Kremlin recibió el desaire de los representantes que no aplaudieron su discurso y le despidieron en silencio cuando abandonó el atril y salió del salón.
En su alocución, Putin miró directamente a la nueva embajadora estadounidense y manifestó que «el apoyo de Washington a revoluciones de colores como la de 2014 en Kiev han llevado a la crisis actual y al deterioro de las relaciones bilaterales». A continuación se dirigió al representante de la Unión Europea y le espetó: «Estaremos de acuerdo en que nuestras relaciones están severamente deterioradas». Antes de despedirse le hizo la misma mención al embajador noruego mientras a su homólogo danés le pidió apoyo para una investigación independiente del atentado contra el gasoducto Nord Stream.
La frialdad con la que el jefe del Kremlin trató a los diplomáticos resultó recíproca. «Putin esperó aplausos al terminar de hablar, pero no llegó ninguno», dijo el asesor del ministro de Interior ucraniano, Anton Geraschenko. Algunos medios occidentales hicieron ver que el mandatario no intentó acercarse a la comitiva para saludar, lo que habría molestado a varios de los embajadores. Un malestar que creció a medida que el presidente reprochaba las actitudes de algunos de los países que iban a recibir las credenciales diplomáticas. Al final solo obtuvo un silencio que fue captado por las cámaras y viralizado en las redes sociales. El año pasado Putin se enfrentó a un momento semejante de tensión, pero las televisiones rusas cortaron la emisión del acto.
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