I. Ugalde
Sábado, 28 de agosto 2021, 19:06
La vida en la capital afgana se ha transformado en una batalla por la supervivencia tras la llegada al poder de los talibanes. Desde hace medio mes los habitantes de Kabul padecen el cierre de las entidades bancarias, lo que les impide sacar dinero de ... sus cuentas mientras observan cómo cada día se disparan los precios de los alimentos. Tampoco operan los mercados de cambios de divisa, por decisión de los insurgentes para evitar una fuga masiva de capitales. La precaria situación empujó ayer a cientos de personas a tomar las calles para protestar.
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Desesperados por la precariedad con la que lidian en una capital que atraviesa un momento crítico de liquidez, los manifestantes exigieron a las nuevas autoridades que reviertan su orden para permitirles operar con las instituciones financieras. Pese a que los talibanes autorizaron ayer a algunos bancos a reabrir, la mayoría de los ciudadanos todavía aguarda impaciente para poder retirar dinero, según testigos citados por el medio local Jaama Press. Incluso países potencialmente aliados como China se han quejado ante la imposibilidad de sacar sus inversiones.
A pesar de la luz verde de los talibanes, los dueños de las sucursales se niegan a operar hasta que no reciban la orden del Banco Central de Afganistán (DAB) ante el peligro que podría suponer un desvío de futuras políticas monetarias. En ese sentido, el DAB ha emitido una carta en la que les insta a abrir sus puertas pero limita la cantidad de dinero a extraer a 200 dólares semanales. Según recoge la cadena BBC, esta suma tendría un carácter temporal, para que la población pueda cubrir sus necesidades cotidianas y evitar al mismo tiempo la huida generalizada de capitales.
Otro de los problemas que está haciendo mella en Kabul es que muchos empleados se han negado a ir a trabajar por la inseguridad reinante. Consciente de la necesidad de que vuelvan a sus puestos, Sher Mohammad Abbas Stanikzai, subjefe de la comisión política del movimiento talibán, les ha instado a retomar sus funciones. «El terreno está preparado para los médicos, ingenieros y maestros que Afganistán precisa y para personas de todas las profesiones, ya sean civiles o militares. Todos están invitados a comenzar su trabajo», señaló.
La caída del anterior gobierno ha desencadenado además una fuga de cerebros. Más de 100.000 personas han huido del país desde mediados de agosto, por temor al régimen fundamentalista, que incluso pidió el martes a Occidente que evacuaran sólo a los extranjeros y no a los expertos afganos, como los ingenieros.
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