Biden, con de fondo su consejero de Estado, Antony Blinken; durante su comparecencia para justificar la retirada de Afganistán. REUTERS

Los propios diplomáticos de Biden le advirtieron de lo que ocurriría

El presidente de Estados Unidos advierte de que no puede prometer llegar a final de agosto sin que se derrame la sangre de estadounidenses

Mercedes Gallego

Nueva York

Viernes, 20 de agosto 2021, 23:01

El presidente Joe Biden se dirigió este viernes a Estados Unidos por tercera vez en cinco días, prueba de que su mensaje no está calando. Tampoco lo modifica, no hay disculpas, ni reconocimiento de los errores cometidos, que saltan a la vista a juzgar por ... las imágenes de caos y desesperación. Sin embargo, ayer tuvo que hacer un ajuste.

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«Nadie…», se interrumpió. «No debería decir eso», recapacitó al empezar de nuevo la frase: «El consenso fue que era altamente improbable que tomaran (el país) en once días».

Lo que le ha obligado a editar el mensaje absolutista de que «nadie» podía haberlo anticipado es la filtración de un cable diplomático, publicado este viernes por The Wall Street Journal, que advertía precisamente del colapso de Afganistán tan pronto como las tropas estadounidenses se retirasen. Biden ya no puede decir que nadie lo anticipaba. El cable firmado por 23 diplomáticos de la embajada estadounidense en Kabul llegó al Departamento de Estado a través de un canal específico para disentir con las políticas oficiales establecido tras la debacle de Vietnam. El portavoz Ned Price aseguró que el secretario de Estado, Anthony Blinken, lee personalmente cada uno de esos cables porque valora e incluso alienta el uso de este canal para «disidencias internas constructivas». ¿Qué le respondió?

Blinken permanecía este viernes de pie detrás del presidente con cara de funeral, mientras le preguntaban por ello. Su jefe no le lanzó contra los leones. «Yo tomé la decisión, la responsabilidad es mía», atajó el presidente. Su argumento es que hubo cables de todo tipo, «otros decían que no ocurriría hasta final de año». Y Biden eligió creerse estos últimos.

Los horrores de las talibanes

La comunicación interna de quienes se atrevieron a discrepar en voz alta llegó a Washington el 13 de julio. En ella los diplomáticos describían los horrores de los que son capaces los talibanes con aquellos que han colaborado con los extranjeros invasores, se hacían eco de la velocidad con la que avanzaban y ofrecían recomendaciones para mitigar la crisis que sobrevendría y agilizar la evacuación necesaria de los 70.000 afganos y sus familias que han apoyando a Estados Unidos durante los últimos 20 años, de acuerdo a las dos fuentes del rotativo. El tono era de tanta urgencia que el personal se lo trasladó inmediatamente al secretario de estado. Blinken les respondió que ya tenía planes en marcha para afrontar esa posibilidad.

No se sabe si fue por eso, pero al día siguiente la Casa Blanca anuncio la Operación Refugio de Aliados para apoyar la reubicación de los nacionales afganos. Aún así, nada comenzó hasta el pasado fin de semana, cuando la toma de Kabul era inminente. Más de 18.000 personas habían solicitado ya la evacuación. La mitad vivía fuera de Kabul y probablemente estaba ya bajo control talibán.

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Ayer Biden calificó la evacuación en marcha como «una de las más difíciles de la historia». Desde el pasado fin de semana EEUU ha sacado del país a 7.500 personas, pero ayer tuvo que suspender los vuelos durante ocho horas porque la base de Catar a la que las está trasladando había rebasado su capacidad. El caos en las entradas del aeropuerto es tal que las tropas tuvieron que llevar a cabo su única salida hasta el momento «en condiciones difíciles y peligrosas» para rescatar a 169 estadounidenses que no lograban llegar a la puerta. «No puedo prometer que lleguemos al desenlace final sin perder vidas», advirtió el mandatario.

Biden, que habló ayer con los jefes de Estado de Gran Bretaña, Alemania y Francia, aseguró que ninguno ha cuestionado la credibilidad de EEUU ante este fiasco. «Al contrario», insistió. Y por mucho que los problemas afganos conmuevan al mundo, «todo el mundo sabe que si Bin Laden hubiera lanzado los ataques del 11-S desde Yemen no hubiéramos ido a Afganistán», reconoció. Su compromiso es sacar a todos los estadounidenses del país en los próximos diez días, pero si eso no fuera posible se compromete a «reevaluar sobre la marcha» el pacto con los talibanes que estipula la salida total de las tropas para el 31 de agosto.

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