Restos del avión del Grupo Wagner tras caer a tierra entre Moscú y San Petersburgo. AFP

Prigozhin, una muerte entre cocaína y bombas de mano

Putin sugiere que la explosión del avión en el que viajaba el líder de Wagner fue debida a la manipulación de una granada en medio de una juerga regada con alcohol y drogas

Miguel Pérez

Viernes, 6 de octubre 2023, 15:32

Evgueni Prigozhin falleció como consecuencia de un desafortunado incidente a bordo de su avión cuando alguno de los pasajeros, posiblemente en medio de una juerga animada con alcohol y cocaína, hizo explotar una granada de mano. Así, al menos, lo ha expuesto el propio presidente ... ruso, Vladímir Putin, en el foro Valdai que se celebra en la ciudad de Sochi, donde ha informado sobre los resultados del informe técnico del siniesto a altos cargos políticos, científicos, profesores y otros referentes de la sociedad rusa, la parroquia habitual de este club de debate a orillas del mar Negro. Como era de prever, la conclusión no ha prendido en los gobiernos aliados de Ucrania ni entre los analistas occidentales, quienes comparan esta singular teoría con las justificaciones dadas por el Kremlin en relación a la muerte de otros muchos opositores al jefe del Gobierno debido a suicidios, caídas accidentales o tiroteos nunca aclarados. En el entorno de Putin siempre pasan cosas.

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Desde que la aeronave del jefe del Grupo Wagner se estrellará contra el suelo el 23 de agosto en un viaje entre Moscú y San Petersburgo, existía un notable interés por conocer las conclusiones de los técnicos de aviación y de las fuerzas de seguridad rusas referidas al motivo del siniestro. Aparte de Prigozhin, otros nueve líderes mercenarios perecieron, entre ellos su segundo al mando, Dmitry Utkin. La decapitación de la jefatura paramilitar ha conducido en estas últimas semanas a la compañía a un limbo absoluto, Putin ha declarado en Sochi que «miles» de sus soldados de fortuna se han incorporado al ejército regular ruso, pero permanecen las incógnitas respecto a la suerte del resto de mercenarios o la operatividad de Wagner en otras partes del mundo, especialmente en África.

De hecho, informaciones de los últimos días apuntan a la existencia de una pugna en la que participaría el hijo de Evgueni Prigozhin, Pavel, por hacerse con el control de la estructura paramilitar, todavía una eficaz maquinaria de rendir ingresos a cuenta de sus negocios en el extranjero. Pavel, al parecer, es el único beneficiario de los bienes de su padre, valorados en unos cien millones de euros, y querría encabezar la empresa fundada por éste, supuestamente para ponerla a disposición del Kremlin. No obstante, compite con personajes como Andrei Troshev, un antiguo alto mando de Wagner designado por el propio Putin para dirigir la empresa.

Retrato de Prigozhin, en uno de los homenajes espontáneos celebrados tras su muerte. AFP

El presidente ha rechazado que los poderes del Estado estén implicados en la muerte de su antiguo amigo, que se rebeló contra él dos meses antes del siniestro, y ha puesto el informe de la autopsia como argumento a su favor. «Se encontraron fragmentos de granadas de mano en los cuerpos de los que murieron en el accidente», ha explicado Putin a los invitados al foro Valdai. Según el informe, los técnicos no han encontrado indicios de que se hubiera producido un «impacto externo en el avión», lo que refutaría las hipótesis de que hubiera sido alcanzado por un misil antiaérero. «Esto ya es un hecho establecido», ha zanjado el presidente.

Análisis de sangre

Por lo tanto, solo queda en pie la teoría de la explosión en el interior del aparato. De nuevo, el jefe del Gobierno ha descartado el relato manejado por la comunidad occidental: que alguien hubiera introducido una bomba dentro del avión antes de su despegue de un aeródromo de Moscú, como parte de un complot gubernamental. Incluso, algunos analistas militares estadounidenses barajaron que el explosivo estuviera escondido en una caja de víveres tras situar la detonación en la bodega trasera del Embraer privado utilizado habitualmente por Prigozhin. Este hecho explicaría que la aeronave perdiera el control de la cola y se despegara una de sus alas.

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Pero no. Putin ha insinuado en Sochi que los propios mercenarios provocaron el siniestro al detonar accidentalmente una de las bombas de mano que llevaban en la aeronave mientras consumían alcohol y cocaína.

«Desafortunadamente –precisó Putin–, no se realizó ningún examen para detectar la presencia de alcohol o drogas en la sangre de las víctimas. En mi opinión, esto debería haberse llevado a cabo, pero no fue así». ¿De dónde procede entonces la creencia de las autoridades de que en el avión de la muerte se celebraba una fiesta que terminó yéndosele de las manos a sus protagonistas? De los cinco kilos de polvo blanco que el servicio de seguridad ruso, FSB, asegura haber encontrado en las oficinas de Prigozhin en San Petersburgo, un hallazgo que nunca ha sido confirmado claramente.

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Vladímir Putin se dirige a los asistentes al club de debate Valdai, en Sochi. Reuters

En realidad, ninguna de las palabras del jefe del Kremlin viene respaldada por datos técnicos, aunque nadie duda de que terminarán apareciendo. Él mismo ha señalado que el informe del accidente no está concluido, pero ha sido autorizado por el director del comité de investigación, Alexander Bastrykin, a revelar parte del dictamen. Sin embargo, su apariencia es la de un mensaje de mero consumo interno para la sociedad rusa, además de una declaración a la comunidad internacional de que da el asunto por zanjado.

Sin embargo, las reacciones en contra no se han hecho esperar. Un antiguo comandante de Wagner ha explicado en 'The Times' que nunca observó indicios de que el líder paramilitar o su lugarteniente consumieran drogas. Mientras, crecen las voces que sostienen que el discurso de Putin busca «destruir la reputación» de Prigozhin, máxime cuando el fallecido jefe mercenario todavía conserva la aureola de héroe debido a sus acciones armadas en Ucrania.

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La gira africana

La explosión se produjo dos meses después de que Prigozhin y un puñado de sus soldados se amotinaran contra el Kremlin, más concretamente, contra el ministro de Defensa y el jefe del Estado Mayor por su modo de gestionar la invasión. El oligarca acababa de regresar de África. Se había entrevistado en la capital de la República Centroafricana con su presidente, Faustin-Archange Touadera, para garantizarle que el negocio de seguridad de Wagner continuaría con normalidad, pese a la abortada rebelión contra el Kremlin. Le puso un cebo adicional: su compromiso de atraer a África a nuevos inversores.

Luego Prigozhin recibió a una delegación paramilitar de las Fuerzas de Apoyo Rápido de Sudán que le llevó como regalo varios lingotes de oro y, a continuación, regresó a Moscú; su última escala antes de perder la vida en el trayecto entre la capital rusa y San Petersburgo. Fuentes occidentales consideran que en su muerte no solo pesó el desafío militar a Putin, sino su desenfrenado intento de mantener sus negocios africanos al margen del control del Gobierno ruso. De hecho, mientras el fallecido jefe mercenario hablaba con Touadera, una delegación rusa giraba por África para avisar a los clientes de Wagner que la dirección del grupo iba a ser asumida por el Kremlin.

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