El Papa y Biden sellan en el Vaticano su alianza contra la emergencia climática

El largo tiempo de la charla con Biden, el segundo presidente estadounidense católico tras John F. Kennedy, contrasta con la brevedad de la audiencia que Francisco mantuvo en 2017 con su antecesor, Donald Trump: 27 minutos. La plena sintonía entre Biden y Francisco, especialmente en cuestiones como la lucha al calentamiento global, quedó reflejada en las reacciones de ambas partes tras la cita en el Palacio Apostólico. El Vaticano celebró el «compromiso común con la protección y el cuidado del planeta, la situación sanitaria y la lucha contra la pandemia de Covid-19, así como el tema de los refugiados y la asistencia a los migrantes».

Biden, por su parte, comentó a los periodistas que le acompañan en su comitiva que en la audiencia con Jorge Mario Bergoglio ambos coincidieron en la «responsabilidad moral» que tienen tanto el líder de la Iglesia católica como el del país más poderoso del mundo a la hora de luchar contra la emergencia climática. Precisamente esta cuestión es el tema estrella de la cita del G20 que se celebra este fin de semana en Roma y en la que participa el líder demócrata, que luego viajará a Glasgow para formar parte igualmente de la cumbre climática convocada por Naciones Unidas.

Uno de los aspectos de la audiencia más controvertidos para Biden era la amenaza de parte del episcopado estadounidense de negarle la comunión por apoyar las políticas a favor del aborto. Según el inquilino de la Casa Blanca, Francisco le hizo saber que puede seguir comulgando sin problema. En la conversación, además, no se trato el espinoso tema de la interrupción voluntaria del embarazo. «Solo hablamos del hecho de que estaba contento de que yo sea un buen católico y siga recibiendo la comunión», comentó el presidente estadounidense, que se siente muy unido a Bergoglio.

No olvida en particular el gesto que le dedicó Francisco en 2015, cuando quiso reunirse con toda la familia Biden para consolarla tras el fallecimiento debido a un tumor en el cerebro de Beau, el hijo del entonces vicepresidente. Aquella emotiva cita tuvo lugar en un hangar del aeropuerto de Philadelphia, adonde se había desplazado el Pontífice para participar en el Encuentro Mundial de las Familias celebrado en aquella ciudad estadounidense. «El Papa fue increíblemente generoso con nuestra familia, nos dio mucho más consuelo de lo que él mismo podía haberse imaginado», comentó entonces un agradecido Biden. Ambos se conocieron por primera vez en marzo de 2013 durante la misa con la que Bergoglio comenzó oficialmente su pontificado.

El presidente estadounidense aprovechó su visita al Vaticano para reunirse también con el secretario de Estado, el cardenal Pietro Parolin, como resulta habitual en estas ocasiones. La conversación con el 'brazo derecho' del Papa tuvo un carácter más político, pues ambos incluso hablaron de la situación de los presos políticos en Venezuela y Cuba. Biden agradeció al jefe de la diplomacia vaticana que denuncie la situación de esas personas y ambos se comprometieron a proteger «la libertad personal y religiosa en todo el mundo». Otro de los tema de las conversaciones, según informó la Santa Sede, fueron las «cuestiones relativas a la actualidad internacional», un diplomático modo de reconocer que hablaron probablemente de la crisis en Afganistán, acelerada tras la atropellada retirada de las tropas estadounidenses, lo que generó una enorme preocupación en Roma.

Tras su visita al Vaticano, Biden mantuvo un encuentro con el primer ministro italiano, Mario Draghi. Ambos pretenden que la cumbre del G20 de Roma acabe con un compromiso de los países más desarrollados del mundo para reducir sus emisiones hasta un nivel cero en 2050. Biden y Draghi coincidieron en la importancia de la OTAN para la seguridad de ambos países y la necesidad de dar carpetazo a la pandemia. También analizaron la situación de la crisis política y social que se vive en Afganistán y Libia.