La OTAN consigue que los europeos aporten más fondos

Hasta diecisiete gobiernos, entre los que no se encuentra España, dieron su 'sí' a la creación de un fondo de innovación que, gracias una inversión de mil millones de euros, permitirá modernizar la Alianza mediante proyectos tecnológicos punteros. El plan está, a la postre, destinado a contrarrestar el ascenso militar de Rusia –en el Báltico y el mar Negro– y China –en el Indo-Pacífico–.

La Alianza del Atlántico Norte diseñará para ello planes de uso dual –civil y militar– que faciliten «cooperación cercana y de confianza» y el «desarrollo de una comunidad de innovación transatlántica», según el documento firmado en una ceremonia presidida por el secretario general, Jens Stoltenberg. «Los aliados se comprometen a proporcionar una red de centros de pruebas de tecnología para aprovechar mejor la innovación civil para nuestra seguridad y fortalecer el vínculo tecnológico entre Europa y América del Norte», declaró el político noruego al término de la reunión ministerial.

La idea del fondo surgió en la cumbre de líderes aliados de junio y se espera que se haga efectivo para la próxima, que tendrá lugar en Madrid en junio de 2022. La presión de Trump ha dado sus frutos en el reinado de Joe Biden y finalmente los países europeos aumentan su gasto militar y se acercan al 2% fijado del PIB consagrado a la defensa, lo cual tendrá efecto directo en un aumento de las compras de armamento a Estados Unidos.

Rusia denunció este viernes la «nueva doctrina bélica» de la OTAN. En boca del portavoz del Kremlin, Dimitri Peskov, «el diálogo es innecesario» tras el nuevo plan militar aliado para Europa. Una nueva «realidad militar», para el viceministro de Exteriores de Rusia, Alexander Grushko. «Somos testigos de un consecuente fortalecimiento de su potencial de armamento en nuestras fronteras. No se trata solo de la creciente actividad militar y del mayor número de ejercicios en que se incluye el componente estratégico», añadió.

Para Moscú la Alianza sigue «los esquemas de la Guerra Fría», lo que, avisa Grushko, obliga a «tomar medidas de respuesta para garantizar la seguridad militar y la estabilidad de Rusia».