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salvador arroyo
Corresponsal. Bruselas
Martes, 9 de noviembre 2021, 18:41
La crisis migratoria de la frontera entre Bielorrusia y Polonia se ha convertido en un choque de bloques. Desde Occidente se apoya al Gobierno de Varsovia mientras Moscú sale al auxilio del régimen de Alexandr Lukashenko. La UE olvidó este martes sus recientes desencuentros con ... los polacos y optó por endurecer sus medidas contra Minsk , a cuyo presidente acusan durante semanas de impulsar una «guerra híbrida» concretada en la entrada de miles de migrantes irregulares a el territorio comunitario y que en las últimas horas se ha recrudecido con una avalancha.
Los Veintisiete suspenden parcialmente la aplicación con Bielorrusia del acuerdo que permitía facilitar la expedición de visados, en vigor desde el 1 de julio. Un cerrojazo que afecta a todos los funcionarios del Gobierno, pero no a los ciudadanos de a pie, «que seguirán disfrutando de las mismas ventajas que tenían hasta ahora».
Aleš Hojs, ministro de Interior de Eslovenia, el país que ostenta la presidencia rotatoria de la UE, subrayó la «condena y el rechazo firme a la continua instrumentalización de la migración por parte de Lukashenko». En nombre de sus colegas europeos insistió en que es «inaceptable que Bielorrusia disponga a su antojo de la vida de las personas con fines políticos». La decisión de este martes pone de manifiesto una vez más el «compromiso común de seguir luchando contra estos continuos ataques híbridos», apostilló.
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La UE tenía suscrito un pacto con Bielorrusia, como parte de su Asociación Oriental (que incluye también a Armenia, Azerbaiyán, Georgia, Moldavia y Ucrania), orientada a reforzar la colaboración con esos vecinos para lograr una asociación política más estrecha y el mayor grado posible de integración económica. El acuerdo sobre visados tenía el propósito facilitar su expedición para estancias de corta duración y «contribuir así a mejorar los contactos interpersonales y a compartir valores y principios democráticos», se asegura en una comunicación del Consejo.
El 28 de junio Bielorrusia ya anunció que suspendía el Acuerdo de Readmisión con la UE después de su posición muy crítica con el régimen por la represión ejercida sobre los opositores tras unas elecciones que las instituciones europeas consideraron ilegales. Convulsiones que trajeron consigo un episodio especialmente polémico como el aterrizaje a la fuerza de un avión de Ryanair en suelo bielorruso para apresar al periodista opositor Roman Protasevich y su compañera, Sofia Sopega.
Desde junio la UE tiene constancia de que Bielorrusia organiza vuelos y viajes internos para facilitar el tránsito de migrantes hacia la UE, primero a Lituania y posteriormente a Letonia y Polonia, que este martes decidía reforzar la presencia militar en su frontera con la exrepública soviética ante la acumulación de grupos de migrantes.
Desde la OTAN su secretario general, Jens Stoltenberg, consideró «inaceptable» el uso por parte de Lukashenko de la migración irregular para desestabilizar a países vecinos como Polonia, a quién ha expresado la «solidaridad» de la Alianza Atlántica, según dijo a través de su cuenta oficial en Twitter.
Estados Unidos, por su parte, condenó lo que describió como «una explotación política» y una «coacción» a «personas vulnerables» por parte de Bielorrusia, como señaló el portavoz del Departamento de Estado, Ned Price. Resaltó que Washington «seguirá del lado de Polonia y de todos los socios en Europa».
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