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Una nueva 'Flotilla de la Libertad' se prepara en Estambul para salir en los próximos días rumbo a Gaza con 5.500 toneladas de ayuda humanitaria. Medio millar de voluntarios llegados de más de treinta países se han reunido a orillas del Bósforo para prepararse ... para un viaje arriesgado en el que saben que Israel les impedirá llegar hasta la costa palestina. Este riesgo fue mortal en 2010, cuando un asalto del ejército al barco Mavi Mármara dejó una decena de activistas muertos y sesenta heridos.
En aquella ocasión, cientos de voluntarios trataron de romper el bloqueo impuesto por Tel Aviv a la Franja para introducir 10.000 toneladas de víveres. Antes de acercarse a la costa, la Armada israelí abordó el convoy. El ejército argumentó posteriormente que sus soldados habían sido atacados nada más pisar los barcos. Las ONG, en cambio, señalaron que los comandos abrieron fuego sin más en el abordaje. El enfrentamiento derivó en un conflicto diplomático con varios de los países de procedencia de los voluntarios, que acusaron de «terrorismo» a Tel Aviv. Al día siguiente, Egipto ordenó abrir el paso de Rafah desoyendo el bloqueo.
La flotilla de 2024 la componen tres barcos, un carguero, un buque de pasajeros y el ferry Akdeniz. Este último se encuentra estos días en el muelle de Tuzla, en la parte asiática de Estambul, y será el que lleve a los activistas que tratarán de romper el bloqueo marítimo israelí. Entre los pasajeros figuran veteranos de aquella experiencia de 2010 como Huwaida Arraf, abogada palestino estadounidense cofundadora de International Solidarity Movement (ISM), quien recuerda que «aquello fue horrible, pero tenemos que intentarlo de nuevo, ir a Gaza y entregar nuestra ayuda para demostrar a Israel que ellos no pueden ser quienes impongan el criterio de la ayuda que puede o no puede entrar. Sabemos que ellos nos han atacado en el pasado y estamos preparados para todos los escenarios».
Fellipe Lopes es el portavoz de la Freedom Flotilla Coalition y asegura que «entendemos que es peligroso, pero pensamos que también es posible y necesitamos el apoyo de todo el mundo para que podamos llegar. Tenemos médicos, enfermeros, periodistas, abogados… gente de muy diferentes ramas que vienen con el único objetivo de llevar esta ayuda». Lopes está al frente de las visitas guiadas a los medios por el barco atracado en Tuzla, esta será la embarcación en la que viaje también la prensa internacional que contará un área especial para su trabajo.
Los técnicos dan los últimos retoques al ferry Akdeniz y grupos de voluntarios turcos cargan la ayuda. Esta expedición cuenta con el apoyo clave de la ONG turca de ayuda al desarrollo IHH, organización islamista vinculada al gobierno que cuenta con amplia experiencia en zonas de conflicto y post conflicto y desastres naturales. Los voluntarios turcos de esta organización forman el grueso de una expedición en la que también hay una importante presencia de activista llegados de Europa y Estados Unidos.
El cuartel general de los activistas es el hotel Tugra, muy cerca de la sede de IHH donde cada día se imparten cursos de resistencia pacífica para enseñar a los participantes a reaccionar en caso de abordaje israelí. «Este viaje da mucho respeto porque Israel no tiene problemas para acabar con todo lo que se le ponga por delante. Mi motivación es ayudar a presionar para que acaben el bloqueo y el genocidio. En nuestros países hacemos manifestaciones y presionamos lo que podemos, pero pienso que esto es un paso más. No me quiero acostumbrar a ver doscientos muertos cada día», explica la activista gazteiztarra Pili Revilla, que a sus 65 años vivirá su primera experiencia a bordo de la flotilla.
A Pili le acompañan el también gazteiztarra Agustín Gorbea, de 71 años, y Mikel Zuluaga, alias Mikelon, bilbaíno de 66 años, como representantes vascos de la amplia delegación llegada de España. Para Gorbea, «la prioridad es romper el bloqueo, llevar esta ayuda y, aunque posiblemente no nos permitan llegar, que conste la denuncia y que sepan que somos muchos quienes no estamos de acuerdo con este genocidio. Gaza es una cárcel al aire libre y no podemos permitir que la comunidad internacional deje a Israel hacer lo que está haciendo».
Mikelon escucha con atención a sus compañeros en las puertas del hotel Tugra. Tiene experiencia en flotillas anteriores y consultado por su motivación repite una y otra que sueña con «romper el bloqueo, romper el bloqueo y romper el bloqueo. No tenemos miedo, aunque somos conscientes a quienes nos enfrentamos porque tienen el gatillo fácil y por eso estamos haciendo ejercicios de resistencia pacífica, para que no tengan la mínima excusa para atacarnos».
La cafetería de este hotel del distrito de Fatih, muy cerca del turístico Sultanahmet, es una torre de Babel y se escuchan saludos en todos los idiomas. Muchos se conocen de flotillas anteriores y se funden en abrazos cuando vuelven a verse cara a cara, otros que llegan por primera vez sienten los nervios y la ansiedad previa a embarcarse con rumbo a Gaza y todos tienen la decisión de llegar hasta el final y poder entregar la ayuda directamente a los palestinos.
Para que esta flotilla logre su objetivo deberá superar al todopoderoso ejército de Israel, que se prepara para la llegada de estos tres barcos. También necesitará obtener el permiso de salida por parte de Turquía, que de momento no ha llegado. El Canal 12 de la televisión del Estado judío sembró la duda sobre la salida de los barcos desde Turquía y dijo, citando fuentes de seguridad israelíes, que «después de haber sufrido varios retrasos, podría posponerse de manera indefinida». Esta opción no figura en los planes de unos activistas muy motivados para surcar el Mediterráneo rumbo a una Franja que necesita toda la ayuda posible después de siete meses de guerra y más de 34.000 muertos.
En la Franja esperan cualquier ayuda. El número de palestinos fallecidos superó ayer los 34.050, sobre todo mujeres y niños, mientras la desnutrición se ha convertido en una cruel realidad en la mitad norte del territorio, donde además faltan el agua y todo tipo de soportes sanitarios. La ONU ha afirmado esta semana que son necesarios 2.600 millones de dólares en comida y materiales para paliar la catástrofe. Los médicos advierten además que la curva de víctimas mortales puede crecer rápidamente, dado que los 76.000 heridos que ha generado ya la guerra sobreviven en precario, apenas sin medicamentos ni alimentos. El jueves solo entraron 266 camiones de ayuda en Gaza.
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