Mikel Ayestaran
Jerusalén
Martes, 21 de julio 2020, 18:47
El Gobierno de Unidad Nacional (GNA, por sus siglas en inglés), reconocido por la comunidad internacional, lamentó la decisión del Parlamento de Egipto de dar luz verde al despliegue de tropas en su país y aseguró que se prepara para dar «una respuesta política ... y práctica a la amenaza» de las autoridades de El Cairo. La cámara egipcia, siguiendo el criterio del presidente, Abdel Fatá Al Sisi, acordó en la votación del lunes por la noche lanzar una operación militar en el país vecino si fuera necesaria para «proteger la seguridad nacional».
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El conflicto libio se ha convertido en una especie de mini guerra mundial en la que el gobierno de Trípoli, legitimado por la ONU, tiene el apoyo de Turquía y Catar, mientras que el mariscal rebelde, Jalifa Haftar, líder del Ejército Nacional Libio (LNA, por sus siglas en inglés), está respaldado por Egipto, Arabia Saudí, Emiratos Árabes Unidos, Rusia y Francia.
La línea roja marcada por Al Sisi y el resto de aliados de Haftar es Sirte, si las tropas progubernamentales lanzan una operación para retomar el control de esta ciudad costera, Egipto enviará tropa. La provincia de Sirte Basin alberga dos tercios de la producción petrolera libia, un país que cuenta con las mayores reservas de África. Hasta ahora, Haftar controla esta zona y sus aliados no están dispuestos a perderla. Estados Unidos ha surgido en las últimas semanas como posible mediador para evitar el choque directo entre Egipto y Turquía, dos países aliados de Washington a los que la ONU acusa de romper el embargo de envío de armas a Libia.
La intervención egipcia a gran escala complicaría aun más el tablero de un país roto desde que la OTAN apoyó a los grupos rebeldes que se levantaron en armas contra Muamar Gadafi y acabaron con él. Libia vive en el caos desde 2011 y en la actualidad cuenta con dos gobiernos, uno en Trípoli, reconocido por la ONU, y otro en Tobruk, al este y bajo la tutela de Haftar. Este segundo ejecutivo envió a El Cairo una petición formal en la que solicitaba el envío de tropas «por el bien de la seguridad en los dos países».
El paso delante de Egipto buscaría compensar sobre el terreno la diferencia militar generada por la intervención de Turquía. El despliegue en enero de barcos, drones y miles de milicianos islamistas sirios por parte de Recep Tayyip Erdogan en apoyo al GNA no solo frenó el avance de los rebeldes en Trípoli, sino que dio un giro completo a la guerra, acabó con el cerco que sufría la capital y obligó a Haftar a retroceder.
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