Rusia denuncia que un ataque aéreo israelí puso en peligro a un avión de pasajeros

De acuerdo con sus declaraciones, cuatro aviones de combate israelíes atacaron con misiles aire-tierra varios puntos situados en las inmediaciones de Damasco sin llegar a entrar en el espacio aéreo del país árabe. Al parecer, los F-16 lanzaron ocho cohetes, lo que puso en alerta las defensas antiaéreas del Ejército sirio, que a su vez efectuó varios disparos para interceptar los misiles y tratar de derribar a los aviones atacantes. Este intercambio de fuego fue el que puso en peligro al Airbus, cuya identificación no ha sido facilitada aunque todo indica que pertenece a alguna línea aérea iraní.

El avión procedente de Teherán, según Konashénkov, «estuvo a punto de penetrar en la zona batida por el fuego de la artillería y los misiles antiaéreos». «Solo gracias a la rápida intervención de los controladores del aeropuerto de Damasco y al funcionamiento eficaz del sistema automático de regulación del tráfico aéreo se logró desviar al Airbus A320 (...) hacia el aeródromo de reserva, la base aérea rusa de Hmeimim, en donde aterrizó» y que se encuentra en la provincia de Latakia (noroeste de Siria), aseguró el general ruso.

A su juicio, Israel conoce perfectamente gracias a sus radares cómo discurren los pasillos aéreos para aviones de línea. Por tanto, añadió Konashénkov, «las incursiones aéreas que realiza el Estado Mayor General israelí utilizando la presencia de aeronaves de pasajeros como parapeto, a fin de obstaculizar las acciones de respuesta de la defensa antiaérea, se han convertido en algo característico de las Fuerzas Aéreas de Israel (...) muestran un total desprecio por la vida de centenares de civiles inocentes».

En septiembre de 2018, la defensa antiaérea siria derribó por error un avión de reconocimiento ruso Il-20, causando la muerte de sus 15 ocupantes, cuando trataba de hacer frente a otro ataque de aviones israelíes F-16 que operaban contra objetivos en Latakia para impedir una supuesta transferencia de nuevos armamentos a Hezbollah. El presidente ruso, Vladímir Putin, habló entonces por teléfono con el primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, para decirle que fueron los pilotos de los F-16 los que «con sus acciones provocaron la tragedia» mientras Konashénkov afirmó que uno de los cuatro cazas israelíes que participaban en el bombardeo «se parapetó detrás de nuestro Il-20 y el sistema antiaéreo lo detectó como enemigo».

Aquel incidente hizo que Moscú, como represalia, se decidiese a suministrar al Ejército sirio misiles antiaéreos S-300. El Gobierno de Israel llevaba años presionando al Kremlin para evitar que estos cohetes, mucho más sofisticados y precisos que los S-200 con los que contaba Siria hasta ese momento, cayeran en manos del régimen de Bashar al Assad.