mikel ayestaran
Corresponsal. Jerusalén
Martes, 29 de octubre 2019, 21:54
Saad Hariri no pudo más y después de dos semanas de protestas multitudinarias en las calles de las principales ciudades de Líbano presentó este martes su dimisión al presidente Michel Aoun. «He llegado a un punto muerto y es momento de un gran ... shock», señaló el primer ministro, quien confesó que «los puestos no son permanentes, lo importante es la dignidad y la seguridad del país», y recordó a sus aliados políticos que su responsabilidad es «ver cómo proteger Líbano e impedir que el fuego lo arrase».
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La caída del primer ministro era una de las principales demandas de unos manifestantes que recibieron con alegría la noticia, pero mantienen su pulso a las autoridades y anuncian que seguirán en las calles porque aspiran a lograr un «cambio total de la clase política», según uno de sus eslóganes, que libre al país de la corrupción endémica, aporte servicios básicos, como agua y electricidad, y acabe con el estancamiento económico. Un cambio que, teniendo en cuenta el sistema de cuotas que rige un país dividido en 18 sectas religiosas reconocidas, podría pasar por un gobierno de tecnócratas.
Revolución del WhatsApp. Las protestas comenzaron con el anuncio de una tasa para los servicios de mensajería por internet
Las movilizaciones, pacíficas e independientes de partidos y sectas, comenzaron el 17 de octubre tras el anuncio del Gobierno de su intención de aplicar una tasa a las llamadas por servicios de mensajería en internet como WhatsApp, medida que se vio obligado a retirar tras comprobar el enfado general. Esta fue la chispa que dos semanas después ha derribado al Ejecutivo que Hariri logró formar en enero después de nueve meses de intensas negociaciones.
El líder suní anunció un paquete de medidas el día 21 para intentar aplacar los ánimos de la población, pero su credibilidad está hundida, sobre todo desde que se difundió que mientras Líbano estaba sumido en una grave crisis económica, había pagado 16 millones de dólares (14,4 millones de euros) a una modelo sudafricana con la que mantenía una relación sentimental.
El diario libanés 'L'Orient le Jour' aseguró que Hariri no quería dimitir por temor al nuevo vacío de poder en el país y buscaba garantías para conformar un nuevo gabinete, pero no pudo lograrlo y la presión le superó.
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El país se encuentra paralizado y bancos, colegios, instituciones y muchos comercios permanecen cerrados de forma indefinida. La salida de Hariri no aclara demasiado el panorama porque ahora el presidente debería consultar al Parlamento la formación de un nuevo gobierno y en la cámara va a encontrar a los mismos partidos que componen el actual, con lo que no hay apenas margen de maniobra. El partido milicia chií de Hezbolá es uno de los aliados principales de la coalición, defendía la permanencia del primer ministro y se muestra contrario a la celebración de elecciones anticipadas. Su secretario general, Hasán Nasrala, alertó el viernes de que «alguien trata de empujar al país a la guerra civil», una forma de sugerir que potencias extranjeras están detrás de las movilizaciones.
Poco antes de difundirse la noticia sobre la dimisión de Hariri, seguidores de las formaciones chiíes Hezbolá y Amal irrumpieron a golpes en la acampada del centro de Beirut, destrozaron varias tiendas y protagonizaron una batalla campal que obligó a intervenir al Ejército. Según la agencia estatal libanesa ANN, seis personas resultaron heridas durante los choques.
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El acuerdo firmado por las principales fuerzas libanesas para poner fin a 30 años de guerra civil ha servido para que las armas permanezcan calladas, pero ha generado un sistema disfuncional contra el que ahora protestan miles de libaneses. Rami Khouri, profesor de Periodismo en la Universidad Americana de Beirut, calificó la salida de Hariri de «enorme victoria» y «punto de inflexión» para la protesta, pero se preguntó si «será suficiente o no para que Hezbolá, que es el actor clave, y el partido del presidente acepten la formación de un gobierno de tecnócratas, que es la siguiente demanda de los manifestantes», según declaraciones recogidas por la cadena Al-Yasira.
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