Nueva escalada de violencia en Gaza

Este enésimo estallido de violencia comenzó el martes tras el lanzamiento de un cohete desde Gaza y la inmediata orden de Israel de reducir la zona de pesca autorizada, que tras el acuerdo de finales de marzo se había establecido en 15 millas naúticas. El viernes, durante las protestas de la Gran Marcha del Retorno, dos manifestantes fueron abatidos por disparos del Ejército y dos soldados resultaron heridos, también por fuego real. Este mismo día, en un incidente separado, Israel mató a dos militantes de Hamás en lo que calificaron de «respuesta» a los disparos sobre los uniformados de la verja de separación.

El primer ministro israelí, Benjamín Netanyahu, reunió a la cúpula de seguridad en una jornada en la que no pararon de sonar las alarmas en las localidades próximas a Gaza, pero también en Bet Shemesh, situada a solo 30 kilómetros de Jerusalén. Estas alarmas no dejaron de sonar en todo el día. Las milicias de Saraya al Quds, el brazo armado de la Yihad Islámica, difundieron un vídeo en el que alertaron de que se extenderán el alcance de los cohetes para llegar al aeropuerto internacional de Ben Gurion, Dimona (donde se encuentra la planta nuclear del país) y Haifa.

Una parte y otra se acusan sistemáticamente de tirar la primera piedra y las sucesivas treguas que acuerdan resultan estériles e insuficientes. Ni Hamás, ni Israel parecen querer una nueva guerra como la vivida en el verano de 2014, pero las treguas que alcanzan no se consolidan y las concesiones para aliviar el bloqueo que acepta Israel a cambio de detener el lanzamiento de cohetes no terminan de implementarse. El último acuerdo de alto el fuego se alcanzó en vísperas de las elecciones generales de Israel y cuando Gaza estaba a punto de celebrar el primer aniversario de la Gran Marcha del Retorno, protesta en la que se pide el regreso de los refugiados a sus tierras en las que los francotiradores de Israel han matado a 270 manifestantes y herido a miles.