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mikel ayestaran
Corresponsal. Jerusalén
Miércoles, 11 de diciembre 2019, 21:14
Los israelíes volverán a las urnas el 2 de marzo en los que serán los terceros comicios generales en menos de un año. Benyamin Netanyahu y Benny Gantz no fueron capaces de sumar los 61 escaños necesarios para formar gobierno y el Parlamento tampoco logró ... otorgar el mandato a un candidato que consiguiera un acuerdo para eviae evitara unas nuevas elecciones.
Los israelíes votaron en abril y después en septiembre, y en ambas ocasiones se registró una situación de casi empate entre el Likud de Netanyahu y Azul y Blanco de Gantz, una fotografía que, según las primeras encuestas, se repetirá en marzo. La gran incógnita es cómo incidirá este bloqueo en el futuro político de Netanyahu, primer ministro durante 13 años, los diez últimos de forma ininterrumpida, al que la Fiscalía ha decidido imputar por los delitos de cohecho, fraude y abuso de confianza. El diario 'Haaretz' denunció en su editorial que «todo el país es prisionero de la batalla legal del primer ministro».
Gantz, exjefe del Ejército y ganador en septiembre con un escaño de diferencia sobre el Likud, ha instado en repetidas ocasiones a su oponente a retirarse de forma temporal hasta que se aclaren sus problemas con la justicia. Pese a los contactos llevados a cabo con Netanyahu, en los que se planteó un gobierno con alternancia en la jefatura, se ha mantenido fiel a su promesa electoral y no ha pactado porque «lo importante es liberar a este país de la corrupción».
El ultraderechista Avigdor Lieberman, líder de Israel Beitenu, tenía en su mano desbloquear esta situación porque sus escaños habrían sido suficientes para que cualquiera de los dos candidatos formara gobierno, pero se negó a conformar alianzas. «No puedo aceptar que la agenda política sea dictada por los problemas legales de un solo hombre», denunció.
El Likud celebrará primarias el 26 de diciembre y hasta el momento la única voz discrepante de Netanyahu es la de Guideon Saar, diputado de la formación conservadora que adelantó en su cuenta de Twitter que se embarcará en «una campaña positiva, limpia y pertinente, y presentaré una agenda para el futuro de Israel». Saar considera que «hay una necesidad nacional de un cambio que ponga fin a la crisis política en curso» para formar «un gobierno fuerte y unir al pueblo de Israel», y se ofrece como recambio de quien ha sido el líder absoluto del Likud en la última década y que, además de la jefatura del Gobierno, se ocupa de las carteras de Sanidad, Asuntos de la Diáspora, Agricultura y Trabajo y Servicios Sociales.
Frente a las críticas por sus casos de corrupción, Netanyahu pone sobre la mesa asuntos como la anexión del Valle del Jordán, algo que avanzó en septiembre y que quiere llevar a la práctica lo antes posible. Esta sería la tercera anexión realizada por los israelíes, que aplicaron esta estrategia que viola el derecho internacional con Jerusalén Este, en 1980, y los Altos del Golán, en 1981. El Valle del Jordán supone un 30% de la superficie de Cisjordania y su apropiación por Tel Aviv representaría un golpe definitivo contra la solución de los dos Estados, uno israelí y otro palestino, en la que trabaja la comunidad internacional desde hace décadas.
Si en el Likud Netanyahu ya no es intocable, Azul yBlanco mantiene como líder a Gantz. Aunque en principio se preveía una alternancia con Yair Lapid, el otro dirigente destacado en la coalición, éste renunció a esta rotación.
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