Israel anula el polémico proyecto de expulsión masiva de inmigrantes ilegales

El gobierno israelí había previsto dar a los migrantes la posibilidad de elegir entre irse antes de principios de abril -a su país de origen o a otro país- ingresar en la cárcel. Este proyecto gubernamental suscitó numerosas críticas, especialmente del Alto Comisionado de la ONU para los Refugiados (ACNUR).

Este plan iba dirigido sobre todo contra miles de sudaneses y eritreos que Israel admitía no poder enviar a sus países sin poner en riesgo sus vidas. El régimen eritreo fue acusado por la ONU de crímenes contra la humanidad «generalizados y sistemáticos».

Según Benjamin Netanyahu, este acuerdo permitirá enviar una parte de estos migrantes hacia «países desarrollados, como Canadá, Alemania o Italia». En una rueda de prensa retransmitida por televisión, Netanyahu calificó la firma de este acuerdo como «muy importante» para Israel.

«El acuerdo que firmamos estipula que por cada migrante que sale del país, nos comprometemos a dar el estatuto de residente temporal a otro», agregó.

Según el ministerio del Interior israelí, 42.000 migrantes africanos, en su mayoría originarios de Sudán y Eritrea, viven en Israel, de los cuales la mitad, mujeres y niños, no estaba amenazado por este plan. Estos migrantes africanos llegaron en su mayoría después de 2007 desde el Sinaí egipcio. La frontera con Egipto era en esa época muy porosa, pero se ha vuelto casi hermética en la actualidad.