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Una columna de humo se eleva en la localidad siria de al-Bara, en el norte del país, tras un bombardeo de Damasco. AFP
Idlib y Grecia, a la espera de la cumbre bilateral entre Erdogan y Putin

Idlib y Grecia, a la espera de la cumbre bilateral entre Erdogan y Putin

La mano dura de Atenas para frenar la ola de desplazados se cobra sus primeras víctimas, una de ellas un niño que murió ahogado frente a Lesbos

mikel ayestaran

Corresponsal. Jerusalén

Lunes, 2 de marzo 2020, 22:24

El pulso entre Recep Tayyip Erdogan y Vladimir Putin tiene repercusiones directas desde Idlib a Grecia y la cumbre que ambos mandatarios tendrán el jueves será clave para tratar de rebajar la tensión en el norte de Siria y frenar el flujo de refugiados ... a las fronteras europeas. Ya se han producido las primeras dos muertes de migrantes que trataban de llegar a suelo griego, uno de ellos un niño que murió ahogado en el Mediterráneo. El plan de Erdogan podría pasar por crear una zona de seguridad de 30 kilómetros en Idlib, como ya lo hizo en las zonas kurdas de Siria, pero falta conocer la respuesta del dirigente ruso.

Los combates volvieron a ser intensos en Idlib y el Ejército sirio, con apoyo ruso, recuperó Saraqeb, ciudad clave para el control de la autopista que une Alepo con Damasco. Este lugar ha cambiado dos veces de manos en menos de un mes y su vuelta al poder de los hombres de Bashar el-Asad confirmó el primer avance importante del Ejército desde que Turquía lanzara la operación 'Escudo de Primavera'.

Esta ofensiva, en la que Ankara apoya con miles de hombres a los grupos islamistas locales, ha sido la respuesta a la muerte de 36 soldados turcos en un bombardeo y tiene el objetivo de «poner fin a las masacres del régimen e impedir una ola migratoria», según el ministro de Defensa, Hulusi Akar. este lunes, las fuerzas turcas lograron derribar dos cazas enemigos y destrozaron más de cien tanques.

Varados y a la intemperie

La operación militar para recuperar Idlib empezó el 1 de diciembre y las fuerzas de Assad cuentan con el apoyo de Irán y, sobre todo, Rusia. El avance del Ejército ha provocado el desplazamiento de casi un millón de civiles, según la ONU, que viven en inmensos campamentos improvisados que se han ido levantando en plena frontera con Turquía.

Ankara no abre el paso porque dice que ya tiene 3,5 millones de refugiados, pero teme una nueva oleada de sirios. Los planes de Erdogan pasan por realojar a estos millones de refugiados en las llamadas «zonas de seguridad» que plantea establecer a lo largo de la frontera.

El presidente turco acusó a Bruselas de «no cumplir sus promesas», en referencia al acuerdo que alcanzaron en 2016 por el que Turquía se comprometió a frenar la salida de migrantes a cambio de importantes cantidades de dinero en ayudas.

«Ya había dicho antes que abriríamos la puerta si ellos no compartían la carga de los refugiados. Tenemos cuatro millones de refugiados. Como sabéis, abrimos la frontera y ahora, uno tras otro, he comenzado a recibir llamadas», declaró el presidente en una reunión con organizaciones no gubernamentales turcas.

Grecia ha reforzado las medidas de seguridad y empleado la mano dura para contener a las miles de personas que se concentran en el principal punto fronterizo terrestre. Miles de personas aguardan allí con la falsa esperanza de que podrían pasar y se han quedado varadas entre las fuerzas griegas, que no les dejan cruzar, y las turcas, que en muchos casos les impiden abandonar la zona fronteriza. Muchos son sirios, pero hay también afganos, paquistaníes, somalíes o palestinos.

La isla de Lesbos ha recibido desde el jueves por la noche decenas de embarcaciones y un millar de migrantes ha logrado su objetivo de alcanzar territorio griego, aunque muchos de ellos se encontraron a su llegada con las amenazas y golpes de grupos fascistas. «Esto es una invasión», denunció el ministro de Desarrollo, Adonis Georgiadis, que como el resto del Gobierno acusó al vecino turco no solo de abrir las fronteras, sino de empujar a los refugiados a territorio europeo.

Un niño murió ahogado a primera hora de la mañana cuando el bote en el que viajaba se hundió antes de llegara a la costa y otro menor tuvo que ser ingresado, según la Policía local. Lesbos es una isla desbordada por la presencia de 20.000 migrantes en un campo de recepción temporal con una capacidad para 2.500 y las condiciones de vida allí son muy duras.

Merkel no acepta exigencias «sobrelas espaldas de los refugiados»

La canciller federal, Angela Merkel, criticó este lunes con dureza al presidente turco, Recep Tayip Erdogan, por abrir su frontera a los refugiados sirios, aunque ofreció también ayuda al Gobierno de Ankara. Tras una conversación telefónica con Erdogan, la jefa del Ejecutivo germano comentó que «el presidente turco no se siente en estos momentos lo suficientemente respaldado». Y advirtió que, «pese a nuestra disposición al diálogo y a ofrecer más ayuda» a Ankara, resulta «absolutamente inaceptable» que se planteen exigencias «sobre las espaldas de los refugiados».

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