Israel bombardea otro campo de desplazados en Rafah pese a la repulsa internacional a su primera masacre

Sigue la pesadilla en Rafah. Apenas 24 horas de un bombardeo aéreo que mató en la noche del domingo a al menos a 45 personas, la mayoría mujeres y niños quemados vivos, e hirió a 250 en un campo para desplazados, Israel ha vuelto a atacar un asentamiento similar en el barrio de Tal al Sultán, en la misma ciudad de la Franja de Gaza.

Un proyectil ha alcanzado una tienda de campaña perteneciente a una familia en el mencionado campo, situado en el oeste de Rafah, donde han muerto tres palestinos y también han resultado heridas varias personas, según ha informado la agencia de noticias palestina WAFA. Además, otro palestino ha muerto por otro ataque contra la misma ciudad, donde ha sido alcanzado el Hospital Indonesio.

En el centro de la Franja, dos civiles han fallecido en el campamento de refugiados de Bureij, y otras dos personas han perdido la vida en otro bombardeo contra una vivienda en la ciudad de Gaza, en el norte.

El ataque contra el campamento de Barakasat ha despertado una oleada de críticas y condenas a nivel internacional, y el impacto ha sido tal que, según fuentes diplomáticas consultadas por la cadena de televisión Al Yazira o CNN, el Consejo de Seguridad de la ONU va a celebrar una reunión de emergencia a puerta cerrada a petición de Argelia para hablar sobre estos ataques.

Durante años se ha descrito a la Franja como «la mayor prisión al aire libre del mundo», pero tras este ataque UNRWA, la agencia de la ONU para los refugiados palestinos, aseguró este lunes que «Gaza se ha convertido en el infierno en la tierra». Las imágenes de cuerpos calcinados, un bebé decapitado y familiares desesperados intentando salvar a los suyos de morir quemados provocaron la inmediata condena internacional.

La responsable de asuntos legales del ejército, general Yifat Tomer Yerushalmi, dijo que se trataba de «un incidente muy serio» que está en plena investigación. Israel desoye a la CIJ y la tensión crece cada día en esta ciudad fronteriza en la que se vivió también un intercambio de disparos entre militares de Israel, que ocupan el lado palestino del paso de Rafah, y de Egipto, que acabó con un soldado de este último país muerto. La televisión pública hebrea informó de que «un militar egipcio disparó contra las fuerzas de Israel que operaban cerca de un túnel en la frontera. La respuesta acabó con la vida de la víctima e hirió a otros».

El ataque aéreo israelí se produjo a última hora del domingo y el objetivo fue un campamento situado en la zona de Tal al-Sultán, cerca de un edificio de la ONU y en una de las denominadas 'zonas seguras' por el ejército, detalló la Media Luna Roja. La cifra de fallecidos podría crecer con el paso de las horas porque en este área apenas quedan hospitales con capacidad para atender a los heridos, muchos con quemaduras graves, y Tel Aviv mantiene cerrado el paso a Egipto, lo que imposibilita evacuaciones a centros sanitarios del país vecino.

Las fuerzas armadas, que no permiten la entrada de prensa internacional a la Franja y han matado a más de cien periodistas y trabajadores de medios palestinos desde el 7 de octubre, explicaron que su objetivo era «un complejo de Hamás» y han emitido un comunicado en el que explican que «el ataque se llevó a cabo contra terroristas, de conformidad con el derecho internacional, utilizando municiones de precisión y basándose en información de inteligencia que indica el uso de la zona por miembros del Movimiento Islámico».

Según esas fuentes, entre los muertos por el bombardeo habría dos cabecillas de Hamás. Fuentes militares citadas por 'The Jerusalem Post' explicaron que tras el ataque se produjo un incendio y el fuego se extendió por todo el complejo de tiendas de campaña.

La CIJ ordenó detener la operación en Rafah basándose en el «inmenso riesgo» que supone para los cientos de miles de civiles que quedan allí, pero Israel se niega a obedecer esta orden, refuerza su ataque y mantiene cerrado el cruce, la principal entrada de alimentos, agua y combustible a Gaza. Esta operación ha obligado además al desplazamiento forzoso de más de 800.000 personas a lugares en los que no hay ningún tipo de servicio mínimo para ellas.

Médicos Sin Fronteras (MSF) cuenta con un centro de estabilización de heridos en el área de Tal al-Sultán y su coordinadora en Gaza, Martina Marchio, describió «una noche sangrienta. Ayer (por el domingo) por la tarde comenzamos a recibir un enorme número de heridos. En total, 180 personas, 28 de las cuales llegaron ya muertas». Marchio confiesa que se encuentran «horrorizados por estos últimos acontecimientos que demuestran, una vez más, que no hay lugar seguro en Gaza. Seguimos pidiendo insistentemente un alto al fuego inmediato y permanente!». Israel también atacó durante la jornada zonas con desplazados en Yabalia, Nuseirat y la Ciudad de Gaza en una serie de operaciones que dejaron más de 160 muertos, según el Ministerio de Salud de la Franja.

Emmanuel Macron escribió en su perfil de X que «estas operaciones deben terminar. No hay zonas seguras para los civiles palestinos en Rafah» y Josep Borrell, jefe de la diplomacia europea, condenó «en los términos más enérgicos» el bombardeo de la ciudad fronteriza con Egipto. A esta presión exterior se le sumó un día más la de las familias de los más de cien cautivos que quedan en manos de los grupos palestinos que exigieron al Gobierno un cambio de estrategia para traer de vuelta con vida a casa a sus seres queridos.

El antiguo jefe del ejército y miembro del gabinete de guerra, Gaby Eisenkot, pidió que «así como paramos para lograr una tregua la última vez, podemos suspender los combates y retomarlos durante el tiempo que sea necesario para lograr los objetivos de la guerra», refiriéndose a la tregua de una semana de finales de noviembre que permitió la liberación de 105 rehenes. Desde entonces Israel sólo ha logrado rescatar a dos cautivos con vida en una operación de las fuerzas especiales.

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