El Gobierno de Israel frena la marcha racista de los ultranacionalistas judíos

El ministro de Exteriores, Yair Lapid, no tardó en condenar el acto y lamentó que «el hecho de que haya extremistas para quienes la bandera israelí representa el odio y el racismo es abominable e intolerable». A su juicio, resulta «incomprensible que alguien pueda sujetar la bandera de Israel en una mano y gritar 'muerte a los árabes' al mismo tiempo» y en su opinión «esta gente es una vergüenza para el país», según declaraciones recogidas por 'The Jerusalem Post'.

Las palabras del jefe de la diplomacia israelí y futuro primer ministro en 2023, fecha en la que Naftali Bennett debe rotar su puesto, significan un cambio radical respecto al discurso de la era de Benyamin Netanyahu. Bennett, que precisamente fue líder de los colonos durante dos años, apoyó la celebración de la marcha pero con un recorrido que no atravesara el Barrio Musulmán para evitar fricciones.

Miles de policías blindaron el centro de la ciudad santa y los únicos choques se produjeron fueron varias horas antes de la llegada de los ultranacionalistas a la Puerta de Damasco. Al menos 33 palestinos resultaron heridos, según la Media Luna Roja, mientras otros 17 fueron detenidos, informó la Policía.

Cuando los manifestantes judíos llegaron a la emblemática Puerta de Damasco, el lugar estaba totalmente vacío, sin ningún palestino cerca y totalmente blindado por las fuerzas de seguridad. Desde allí, tras una hora de celebración y cánticos racistas, subieron hasta la Puerta de Yafa y recorrieron los barrios armenio y judío hasta llegar al Muro de las Lamentaciones, donde concluyó esta marcha que conmemora la toma de la parte oriental de la ciudad en 1967 con una oración grupal.

El Gobierno del cambio superó su primera gran prueba. La jornada estuvo cargada de tensión tras las amenazas de Hamás, que no descartó el lanzamiento de cohetes en respuesta a una marcha que calificó de «provocación». El grupo islamista ya lo hizo el 10 de mayo cuando esta misma manifestación quedó suspendida en el último segundo por la Policía debido a la fuerte tensión en la ciudad santa. En esta ocasión en vez de proyectiles desde la Franja salieron globos incendiarios que causaron varios fuegos.

La decisión de Hamás de atacar el pasado mes de mayo fue el primer paso para los once días de ofensiva que acabaron con las vidas de más de 250 palestinos, 66 de ellos niños, y 13 israelíes, entre ellos un pequeño. Ahora está en vigor un frágil alto el fuego y se negocia para intentar hacerlo duradero. El lanzamiento de globos se había detenido con la tregua e Israel había amenazado con responder con dureza si se producía de nuevo.

Una vez más se cumple una de las máximas de Oriente Próximo y en el día en el que todo estaba preparado para un gran cataclismo la jornada discurrió con una aparente normalidad. En el futuro, cuando nadie se lo espere, el conflicto volverá a resurgir.