Mercedes GALLEGO
Nueva York
Viernes, 13 de marzo 2020, 11:22
EE UU contraatacó este viernes en Irak bombardeando los campamentos de las milicias iraníes a las que culpa del ataque que el miércoles costó la vida a dos soldados estadounidenses y uno británico. «EE UU no tolerará ataques contra nuestra gente, nuestros intereses o ... nuestros aliados», advirtió el secretario de Defensa Mark Esper en un comunicado. La respuesta con la que reiteraba la determinación de tomar «cualquier medida que sea necesaria» para proteger a las tropas estadounidenses en la región se produjo alrededor de la 1:30 horas, según constató el Ejército iraquí. Se desconoce si el ataque dejó muertos entre las milicias de Kataib Hezbolá.
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Según la Casa Blanca, la respuesta no acabará ahí. El presidente ha ordenado que se lleven a cabo todos los ataques necesarios para degradar las instalaciones de las milicias y acabar con su capacidad para perpetrar futuros atentados. «El presidente ha dejado claro que no dejaremos que el régimen iraní ataque a estadounidenses en Irak o en ninguna otra parte, ya sea directamente o a través de terceros», insistió un alto funcionario.
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No hay detalles de hasta dónde llegará en esa cruzada, solo que la operación de este viernes incluyó cinco arsenales del grupo armado. El general Mark Milley, jefe del Estado Mayor, dijo tener la seguridad de que el grupo estaba tras el ataque ocurrido en Camp Taji, al norte de Bagdad, porque las fuerzas de seguridad iraquíes habían interceptado en la capital un camión utilizado en el atentado. De la treintena de cohetes lanzados contra la base iraquí que usan conjuntamente fuerzas multinacionales se calcula que entre 12 y 18 aterrizaron dentro de las instalaciones, dejando además 14 heridos de cuatro nacionalidades -iraquíes, polacos, estadounidenses y británicos-.
La escalada de tensiones entre ambos países es la mayor que se produce desde que el 27 de diciembre otra milicia asociada a este grupo lanzó un ataque similar contra una base a las afueras de Kirkuk matando a un intérprete estadounidense. EE UU contestó dos días después atacando cinco objetivos en Irak y Siria, que provocaron virulentas protestas contra la embajada estadounidense en Bagdad. En respuesta, Donald Trump ordenó el asesinato del militar iraní Qasem Soleimani a su llegada al aeropuerto internacional de Bagdad el 3 de enero.
El mundo esperaba entonces con tensión una dura represalia iraní, pero el régimen de los ayatolás prefirió moderarse para salvar la cara con un ataque a otra base, sin víctimas mortales, que sin embargo dejó más de un centenar de soldados con afecciones derivadas del impacto.
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