La ONU pide al mundo que se prepare para las catástrofes del cambio climático

La Cumbre de la Adaptación que organiza Holanda esta semana intenta organizar al mundo para que ponga medidas antes de que lleguen nuevas calamidades. Las nevadas de Nueva York en Madrid no tienen que volver a coger al Ayuntamiento sin sal y a los ciudadanos sin palas. El África subsahariana puede planificar ahora qué cultivos sobrevivirán cuando las temperaturas suban dos grados centígrados. Los países del Este de África han de prepararse para las lluvias torrenciales que dispararán la malaria e inundarán los países del norte. Rusia, donde el 73% de la población vive en ciudades, tiene que calcular los riesgos geológicos y deslizamientos de tierra. Turquía, las inundaciones en su frontera con Bulgaria. Holanda, los desbordamientos de sus canales. España, la desertificación que acabará con el 80% de los cultivos actuales y disparará los incendios.

La adaptación tiene que comenzar ya. El problema, como recuerda la activista Greta Thunberg, «es que no estamos tratando la crisis del cambio climático como una crisis». Su generación está en nuestra manos. En el preámbulo de la cumbre, el ex secretario general de la ONU Ban Ki Moon, que preside el Centro Global para la Adaptación, con la ayuda de Bill y Melinda Gates, pidió perdón el viernes a los jóvenes de 115 países por el daño cometido. «Sois la primera generación que nunca ha conocido un mundo sin calentamiento global. Mi generación tiene la obligación moral de daros el espacio y los medios para triunfar donde nosotros hemos fracasado».

Su compromiso con ellos es presentar hoy a los líderes del mundo que acuden virtualmente a la cumbre de dos días la declaración que los jóvenes han elaborado. Le escucharán, entre otros, la canciller alemana, Angela Merkel; el presidente francés, Emmanuel Macron; el primer ministro británico, Boris Johnson; el de la India, Narendra Modi; y muchos otros, entre los que aún no se sabe si estará el recién inaugurado presidente de EE UU, Joe Biden.

Ahí se presentará el primer informe sobre la Adaptación, en el que, esto no es sorpresa, Noruega destaca como el mejor preparado. Pero también Francia, con su impuesto del calor y el Plan de la Canícula, ha hecho progresos desde que en 2003 una ola de calor matase a 15.000 personas. O Portugal preparándose para los incendios.

«Pero la recuperación no puede ser sólo para los países desarrollados», piensa decirles el secretario general de la ONU, António Guterres, que no habla en futuro sino en pasado. Según la Organización de Meteorología Mundial, el clima ha provocado ya más de 11.000 desastres y sólo en la última década ha matado a 410.000 personas, la gran mayoría en países de bajos o medios ingresos. «Necesitamos billones de dólares para recuperarnos de la pandemia del Covid-19 y empezar el futuro de bajo carbón y alta resiliencia que necesitamos». Ese futuro de acción comienza este lunes con esta cumbre que viene a ser, tan solo, una gota en el océano.