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M. Pérez
Domingo, 23 de julio 2023, 21:56
Ucrania prometió este domingo que tomará represalias por el último ataque ruso contra la ciudad portuaria de Odessa, en el que ayer fallecieron dos personas, resultaron heridos veintidós civiles y se registraron graves daños en la catedral ortodoxa. Con éste son ya cuatro los bombardeos ... ordenados por Moscú contra la ciudad desde que a principios de la semana pasada los ucranianos atentaran contra el puente que enlaza Crimea y Rusia. Como respuesta, el Kremlin optó entonces por romper el acuerdo sobre el comercio de cereal y se ha dedicado a destruir sistemáticamente los almacenes donde se deposita este grano.
Según informó el Ejecutivo de Kiev, los artilleros rusos lanzaron diecinueve misiles por tierra, mar y aire; uno de los ataques más furibundos de los realizados contra Odessa, en los que participa la Flota del Mar Negro con misiles Kalibr. Nueve proyectiles fueron interceptados por las defensas antiaéreas, pero los demás alcanzaron la ciudad. Aparte del templo, las explosiones afectaron a varios edificios residenciales «Misiles contra ciudades pacíficas, contra viviendas, contra una catedral», clamó el presidente Volodímir Zelenski inmediatamente después en las redes sociales, antes de garantizar que «habrá represalias contra los terroristas rusos por lo ocurrido en Odessa».
Las autoridades de Kiev denunciaron la continuada destrucción de bienes históricos en el país desde el comienzo de la guerra. La catedral ortodoxa de la Transfiguración fue construida en el siglo XVIII en el centro de Odessa. En 1936 resultó demolida durante el régimen de Stalin y volvió a abrirse en 1990 tras una reconstrucción casi completa. Se encuentra bajo protección de la Unesco.
«Hubo un ataque directo a la catedral y quedaron dañados por completo tres altares», explicó el padre Miroslav, rector adjunto del templo. Un misil cayó sobre el tejado y reventó al menos tres muros de la catedral. Según Miroslav, está «muy dañado por dentro» y «sólo quedó intacto el campanario». Los popes lograron rescatar los iconos de la iglesia pese a la abundancia de escombros.
El Gobierno de Kiev subrayó que el ataque supone un «crimen de guerra» y puso de relieve que la catedral «ha sido destruida dos veces, por Stalin y por Putin». Por su parte, la Unesco condenó «con la mayor firmeza» los «brutales bombardeos» y manifestó que representan «una nueva escalada de la violencia contra el patrimonio cultural de Ucrania», declaró Audrey Azoulay, directora general de la agencia.
También el arzobispo Viktor, rector de la diócesis de la iglesia ortodoxa ucraniana, envió una carta al patriarca ruso Kiril en la que pidió «detener el derramamiento de sangre». Finalmente, el jefe de la diplomacia de la Unión Europea, Josep Borrell, se pronunció en términos parecidos al señalar que «el terror constante de los misiles rusos sobre Odessa, bajo la protección de la Unesco, constituye otro nuevo crimen de guerra del Kremlin, que además ha demolido la principal catedral ortodoxa, un lugar que es patrimonio mundial».
Pero mientras todas las miradas se centraban en la artillería rusa, su Gobierno rechazó ayer que un cohete ruso impactara contra el templo y aseguró que se trató de un proyectil perdido de las defensas antiaéreas de Ucrania. «La información no es cierta», aseguró el Ministerio de Defensa ruso en un comunicado, donde añadió que sus artilleros se centraron en destruir «posiciones de fuerzas ucranianas y especialistas extranjeros que preparaban operaciones terroristas contra la Federación Rusa». Moscú culpó a «las acciones analfabetas de los responsables (ucranianos) de defensa aérea, que siempre se ponen deliberadamente en medio de zonas residenciales».
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