Las calles de Grecia se han convertido en el escenario de una auténtica batalla campal. Por el aire sobrevuelan bombas incendiarias y todo tipo de objetos contra la policía.
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Tras el accidente ferroviario que acabó con la vida de 57 personas se han desatado numerosas protestas por todo el país. En este caso Atenas es el campo de batalla de una de las más violentas confrontaciones.
Los manifestantes lanzan cócteles molotov, queman contenedores e incluso furgonetas frente al parlamento griego. La policía trata de detenerles usando gases lacrimógenos. Pero se quedan estancados en las calles, es prácticamente imposible avanzar.
El jefe de la estación de trenes ha sido acusado de homicidio por negligencia entre otros delitos. El ministro de transporte del país y otros altos funcionarios ferroviarios renunciaron el día después del accidente.
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