Johnson y Von der Leyen se dan más tiempo para desencallar la negociación final del 'brexit'

Su comunicado conjunto señala que persisten divergencias en las mismas áreas que se mencionan desde hace ocho meses: pesca, mecanismos de competencia justa y gobernación del acuerdo. Pero la negativa británica a extender el plazo de la transición más allá del 31 de diciembre significa que, haya o no haya acuerdo sobre la relación futura, cambios radicales entrarán en vigor en veinticinco días.

La transformación más visible afectará al transporte de mercancías. A través de carreteras, trenes y puertos, el comercio da a los países de la UE un superávit en torno a 100.000 millones de euros con Reino Unido, cuya economía es más fuerte en servicios. La más que posible ralentización del movimiento en las aduanas causará perjuicios a ambas partes.

Si no hay acuerdo, los atascos serán mayores porque los cargamentos en ambas direcciones tendrán que pagar nuevos aranceles. Pero ya parecen inevitables por la decisión de la UE de aplicar los controles aduaneros desde el 1 de enero y por la aparente falta de preparación del lado británico para responder a las consecuencias de la decisión tomada en el referéndum de 2016.

«Estamos muy preocupados», afirma Ignacio Doménech, presidente de Agromark, una empresa familiar de Torre-Pacheco (Murcia), que exporta la mitad de su producción (brócoli, cavolo nero, kale,…) a grandes cadenas de supermercados en Reino Unido, con una facturación de 44 millones de euros. Esa relación comercial nacida en 1984 es sacudida ahora por la incertidumbre.

Dos clientes cargan directamente el producto en las instalaciones de Agromark, que a su vez ha creado una sociedad importadora en Reino Unido para gestionar el transporte y entrega hasta su destino para otros dos clientes. En el itinerario de ida y vuelta común a ambas operaciones la existencia de colas puede afectar al producto fresco. Si los atascos son extensos, el circuito puede quedarse sin camiones.

Sus clientes, grandes empresas británicas, han informado a Doménech de que, a pesar de que la ambición pública es que el tratado incluya el mantenimiento de un comercio de bienes sin cuotas ni aranceles, creen que habrá tarifas aduaneras. Ha tenido que depositar 600.000 euros con la Hacienda británica como aval para operar en los próximos meses.

Londres publicó en octubre el documento que describe el funcionamiento de sus aduanas en los primeros meses de 2021, con especial atención al puerto de Dover, por el que transitan 10.000 camiones diariamente. Advierte de que «los requerimientos de los estados de la UE determinarán en gran medida si se perturba el flujo de bienes». Pero el Comité de Cuentas Públicas de la Cámara de los Comunes ha expresado esta semana dudas sobre el nivel de preparación en sus puertos.

Los exportadores tendrán que registrar electrónicamente las declaraciones aduaneras, de aranceles o IVA, en algunos casos nuevos, para cruzar el Canal de la Mancha. Se han creado 45 puestos de información en gasolineras o aparcamientos de camiones y zonas de espera para descongestionar la frontera. Una línea de la autopista se despejará para el tránsito rápido de mercancías perecederas como pescado.

El régimen provisional de entrada de bienes en Reino Unido permitirá aplazar las declaraciones y el pago de aranceles o IVA hasta junio. Controles fitosanitarios de alimentos o animales vivos también serán atrasados seis meses. Los transportistas tendrán que obtener en una web un certificado para entrar en la región de Kent, donde se ubica Dover.

Reino Unido produce el 61% de sus alimentos e importa unos 50.000 millones anuales de la UE. Es un buen negocio para España, cuyo sector de alimentación y bebidas era, según cifras del ICEX, el mayor exportador en los seis primeros meses de este año, más de 2.500 millones.

Manuel Perezcarro, secretario general de Froet, federación de organizaciones y empresas de transporte en Murcia, también está preocupado. «El conductor va a tener que llevar una oficina», afirma. Teme que se regrese a un sistema de licencias por cada viaje. En una comarca con algunas de las mayores empresas de transporte frigorífico en España, con dos mil camiones, y la mayoría más pequeñas, con quizás cinco, algunos consideran renunciar a la isla británica, ya problemática en los últimos años por el riesgo y coste de los polizones.

Michael Velasco, nacido en Reino Unido, hijo de exiliado republicano, es presidente de Rodanto, empresa británica fundada en 1952 por accionistas canarios para importar tomate. Introdujo la berenjena en la dieta 'british' en 1960. Tiene ahora nuevo accionariado y está presente en Murcia (Terra Agrícola), Italia y Sudáfrica. «Cree que la logística tendrá problemas que afectarán más al transporte de grupajes (cargas diversas) que al de carga completa, y también a las empresas españolas que no tienen sede británica.