Iñigo Gurruchaga
Londres
Jueves, 7 de abril 2022, 19:08
El Gobierno británico ha presentado un plan de seguridad energética y descarbonización que aumenta la expansión de parques eólicos en el mar, que tendría que producir 50 gigavatios en 2030, la mitad del consumo de energía en el Reino Unido, y promete la construcción de ... ocho centrales nucleares que generarían un cuarto de la capacidad británica en 2050. En la actualidad las nucleares proveen el 15%.
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La presentación del plan ha sido discreta y ha llegado tras semanas de discusión en el Gabinete, que se ha dividido, según medios británicos, entre partidarios de expandir la construcción de parques eólicos en tierra, que producen una de las energías más baratas, y contrarios a su instalación por el rechazo de los votantes al impacto estético que tienen las turbinas.
El primer ministro, Boris Johnson, era percibido como escéptico sobre las amenazas del cambio climático, pero si lo era ha tenido una conversión, porque en vísperas de la cumbre de la COP26 en Glasgow, el pasado año, estableció objetivos de descarbonización que ahora aumenta. Hay en el Partido Conservador un sector que no acepta los argumentos sobre la transición energética y considera que los costes serán mayores que los presupuestados.
Con las facturas de la electricidad y gas domésticos avanzando hacia los 2.000 euros anuales, y con más aumentos esperados a partir de octubre, la política energética se ha convertido en un asunto de primer orden político. El Gobierno responde amortiguando los impuestos municipales o eliminando el IVA de materiales para el aislamiento de las casas; y da subvenciones a los hogares que recuperará a través del precio durante cinco años.
El profesor de Política Económica en la Universidad de Oxford, Dieter Helm, ha criticado una estructura energética que permite que la población del nordeste se quede diez días sin electricidad tras una tormenta, que todos los hogares tengan que pagar más de 70 euros por la quiebra de más de veinte distribuidores de energía arrollados por el aumento del precio del gas, y que culmina en una factura con múltiples componentes y que no corresponde con el funcionamiento de un mercado basado en los costes.
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La apuesta nuclear y de eólica marina por el Gobierno se hace en un momento de crisis. El Reino Unido ha establecido un plazo hasta el fin de año para librarse del petróleo ruso. Explora en tecnologías de hidrógeno o de almacenamiento. Reactiva las licencias para explotar los recursos del Mar del Norte. Y al norte de las islas Shetland una empresa noruega planea construir un ambicioso sistema integrado de producción eólica marina alimentando factorías de hidrógeno.
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