Lavrov viaja a China para coordinar acciones ante el acoso de Occidente

Se trata, según declaró Lavrov en su entrevista a varios medios de comunicación chinos, de hacer frente «a la agenda ideológica» de Estados Unidos, en primer lugar, pero también de la Unión Europea. Según sus palabras, «Rusia necesita reducir los riesgos vinculados a las sanciones fortaleciendo su independencia tecnológica, utilizando monedas mundiales alternativas al dólar y otros sistemas de pago internacionales distintos al Swift».

El domingo, regresó a Moscú el embajador ruso en Washington, Anatoli Antónov, para mantener consultas sobre la «estrategia» a seguir en adelante después de que Biden insultara a Putin llamándole «asesino» y persona «carente de alma». Como ya adelantó el presidente norteamericano, su país se dispone a aplicar una nueva tanda de sanciones contra Rusia por su injerencia en las elecciones presidenciales del año pasado.

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En su actual visita de dos días, el jefe de la Diplomacia será recibido por su homólogo chino, a quien le recordará todo el camino recorrido para «frustrar las tentativas de EE UU de frenar el desarrollo tecnológico» de sus respectivos países mediante la creación de dinámicas propias al margen de Occidente. «Lamentablemente, algunos países occidentales, liderados por Estados Unidos, están intentando obstruir el establecimiento de un mundo multipolar», recalcó.

Por otro lado, Lavrov tachó de «poco inteligente» la política de sanciones de la Unión Europea al referirse a las medidas adoptadas ayer por Bruselas contra Rusia y China por violaciones de los Derechos Humanos. Según su punto de vista, «es un error castigar a alguien hoy en día en el ámbito internacional y es poco inteligente utilizar esta lógica con respecto a Rusia y China», ya que terminan teniendo «efectos colaterales» a nivel global en un momento crítico como es que vive el planeta a causa de la pandemia.

Putin y su homólogo chino Xi Jinping, inauguraron hace poco más de un año el gaseoducto «Fuerza de Siberia», que suministrará a China casi 40.000 millones de metros cúbicos anuales, cerca del 10% del consumo de gas del país asiático. Moscú logra de esta manera diversificar su oferta energética y estrechar todavía más los lazos con Pekín justo cuando Biden se dispone a paralizar la construcción del gaseoducto Nord Stream-2 (entre Rusia y Alemania) sancionando a las empresas que participan en las obras.