Dario menor
Roma
Jueves, 24 de febrero 2022, 09:16
A las siete de la tarde de este jueves el Coliseo de Roma se tiñó de azul y amarillo, los colores de la bandera ucraniana, como signo de solidaridad de Italia hacia este país ante el ataque ruso que sufre desde esta madrugada. Este gesto ... llegó después de que el primer ministro italiano, Mario Draghi, afirmara que lo que ocurre en esta nación de Europa oriental «nos implica a todos», al estar en juego nuestra «libertad» y nuestra «democracia». Draghi instó al presidente ruso, Vladímir Putin, a poner fin de inmediato a este «derramamiento de sangre» y se mostró de acuerdo en imponer al régimen de Moscú «sanciones muy duras».
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Italia cuenta ahora mismo con 400 soldados en Letonia como parte de la misión de la OTAN, que podrían verse aumentados en un millar más que serían desplegados en Hungría y Bulgaria. Esa es la disponibilidad inicial que el Gobierno de Roma le ofreció a la OTAN en las últimas semanas, según los medios locales. Hasta el momento en que se confirmó la invasión de Ucrania por parte de Moscú, Italia no había querido utilizar un tono particularmente duro hacia Putin, en buena parte por la gran dependencia del gas ruso, que el año pasado cubrió el 43% de sus necesidades de esta materia prima. La Liga, uno de los partidos que forman parte de la coalición que sostiene al Ejecutivo de Draghi, ha mantenido además históricamente una estrecha relación con el régimen ruso.
La ofensiva militar ordenada por Moscú en Ucrania también provocó una reacción del Vaticano. El secretario de Estado de la Santa Sede, el cardenal Pietro Parolin, manifestó su esperanza de que Rusia dé marcha atrás para ahorrarle al mundo «la locura y los horrores de la guerra». El 'número dos' de la jerarquía vaticana pidió a los católicos que se sumen a la jornada de oración y ayuno por la paz en Ucrania que tendrá lugar el 2 de marzo, Miércoles de Ceniza.
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El pasado miércoles, durante la celebración de la audiencia general, el Papa ya mostró su preocupación por la crisis ucraniana e invitó a quienes tienen «responsabilidades políticas» a que hagan un «examen serio de conciencia frente a Dios». También instó a no realizar acciones que pudieran provocar «más sufrimiento a las poblaciones, desestabilizar la convivencia entre las naciones y desacreditar el derecho internacional».
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