La Casa Blanca corrige a Biden y no alienta «un cambio de régimen» en Rusia

La relación dialéctica entre las dos potencias mundiales está en fase crítica y podría laminar los escasos restos de los lazos bilaterales que quedan tras un mes largo de guerra. De hecho, las manifestaciones de Biden no estaban contempladas en su discurso original y generaron la alarma en la Casa Blanca, cuyo secretario de Estado tuvo que salir en público a matizarlas. El alto funcionario explicó que no había ningún significado oculto y que Washington tampoco se encuentra en la línea de promover un «cambio de régimen» en Moscú. Blinken, de visita aIsrael, donde ha acudido a una cumbre con Emiratos Árabes Unidos, Bahréin y Marruecos, aclaró que el mandatario estadounidense simplemente quería decir que Putin «no puede estar facultado para emprender una guerra o participar en una agresión contra Ucrania o cualquier otro lugar».

El temor a que el jefe del Kremlin se sintiera ofendido por el discurso de su homólogo y actuara en consecuencia considerándolo una amenaza a su permanencia en el cargo movilizó también este domingo al presidente francés, Emmanuel Macron, también máximo responsable rotatorio de la UE. «Yo no usaría esas palabras», señaló el líder galo, quien dijo que le gustaría asistir a una salida negociada de la crisis en Ucrania, razón por la cual Francia «ha elegido no intervenir por la vía militar». Macron advirtió que tampoco le gustaría ver enturbiada con polémicas como ésta la posibilidad de organizar una gran misión humanitaria en Mariúpol, la ciudad devastada por los bombadeos donde decenas de miles de ciudadanos carecen de alimentos, agua, medicamentos y techo y de la que este domingo pudieron escapar unos 4.000 residentes por un pasillo de seguridad. Él en persona ha conversado con las autoridades ucranianas para garantizar la viabilidad de la evacuación y confía en hacer lo propio con Vladímir Putin a principios de esta semana con el fin de conseguir su anuencia. Macron recomendó a Biden y al Gobierno ruso que se abstengan de alimentar «ni con actos ni con palabras» el conflicto armado.

Sin embargo, la guerra crea terrenos estériles para las palabras. El portavoz presidencial ruso, Dmitri Peskov, incidió en la polémica y subrayó que es «extraño» escuchar del presidente estadounidense calificativos como «carnicero», «matón» o «criminal de guerra» dirigidos a Putin cuando «en una ocasión, hablando en la televisión de su país, pidió bombardear Yugoslavia, exigió matar gente».

Por su parte, el presidente de la Duma (Cámara Baja del Parlamento ruso), Viacheslav Volodin, declaró en su cuenta de Telegram que «los ciudadanos estadounidenses deberían avergonzarse de su presidente. Quizás esté enfermo. Sería correcto que Biden se sometiera a un examen médico. Es un hombre infeliz». A juicio de Volodin, «podemos estar orgullosos de nuestro presidente. Merece respeto. Ni Yeltsin ni Gorbachov recibieron tales epítetos de un presidente de Estados Unidos».

Si se revisan los encuentros y desencuentros entre los dos mandatarios, las declaraciones de calibre grueso no son nuevas. El 17 de marzo de 2021, Biden respondió afirmativamente a la pregunta de un periodista de ABC News sobre si consideraba al líder ruso un «asesino». El pasado día 16, reiteró que Putin es un «criminal de guerra» por las muertes de civiles en Ucrania a causa de los bombardeos y ataques de las tropas rusas. Entonces, Peskov respondió con el recordatorio de que «fue Estados Unidos el país que empleó por primera vez el arma nuclear sobre Hiroshima y Nagasaki en 1945».

En cualquier caso, lo que más inquieta a la comunidad internacional no es tanto la turbiedad dialéctica, sino los persistentes combates y el temor creciente a que la guerra dure «mucho tiempo», como advirtió el líder estadounidense este sábado en Varsovia. Los bombardeos continuaron ayer en varias ciudades, Rusia volvió a elegir objetivos militares como unos depósitos de combustible para misiles y el cerco se estrechó sobre las fuerzas ucranianas en el Donbás, tal y como su Estado Mayor anunció a finales de la semana pasada que haría.

Pero, pese a que la guerra no se detiene ni un momento, Moscú y Kiev se han propuesto continuar las conversaciones para buscar una salida al conflicto. Según el representante de la delegación ucraniana, David Arajamía, el sábado se tomó la decisión de llevar a cabo la próxima ronda de contactos de forma presencial en Turquía entre hoy y el miércoles. Tal información fue corroborada por el jefe de la delegación rusa. Vladímir Medinski. Durante la semana pasada, las negociaciones discurrieron en régimen de videoconferencia aunque sin resultado tangible alguno lo que llevó a varios analistas occidentales a pensar que se habían estancado. Al parecer, las dos representaciones volverán a sentarse frente a frente con pocos o ningún cambio en sus exigencias. El propio presidente del país, Volodímir Zelenski, dejó claro ayer ante un grupo de periodistas rusos que las discusiones fundamentales, como el futuro del país y del Donbás, solo las tratará en persona con Putin.