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El lenguaje importa y mucho. Más aún si se trata de una materia «sensible» como el conflicto entre Israel y Hamás. Con este argumento explicaba una fuente del Consejo Europeo los problemas de la Unión Europea (UE) para cerrar filas y pedir un cese de ... la violencia que permita el acceso de ayuda humanitaria a la Franja de Gaza. Vista la postura de Alemania, que defiende a toda costa el derecho de Israel a defenderse, el «alto el fuego» que reclama el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, parecía demasiado ambicioso. Y, finalmente, los Veintisiete -reunidos este jueves en Bruselas- se han decantado por pedir «pausas humanitarias» y la apertura de «corredores humanitarios». Recalcan, del mismo modo, la importancia de garantizar la seguridad de los civiles.
El texto final acordado por los líderes europeos incluye, del mismo modo, el apoyo de la UE a que se celebre una conferencia de paz «pronto», una cuestión que ya planteó durante el fin de semana Pedro Sánchez, en la cumbre celebrada en El Cairo. Se trata, según apuntaron fuentes de la delegación española, de una «apuesta valiente» del bloque comunitario de cara a lograr una paz duradera en la región, que solo se logrará a través de la solución de los dos Estados.
A su entrada, el presidente del Consejo Europeo, Charles Michel, instó a los Estados miembros a mantener la unidad a la hora de exigir una tregua que permita el acceso de agua, comida y combustible a la Franja. Esa unidad, dijo, es el «mejor argumento» para demostrar que el bloque no tiene dobles raseros en este conflicto.
El primer ministro belga, Alexander de Croo, exigió el acceso humanitario «incondicional» a Gaza. El presidente lituano, Gitanas Nauseda, subrayó que la respuesta de Israel tiene que evitar las bajas civiles e ir en línea con el Derecho Internacional. La líder italiana, Giorgia Meloni, apostó por dar ayuda inmediata y defendió que el mejor instrumento para la paz es dar «un calendario a la cuestión palestina».
La agenda de la cumbre de líderes también incluía las tensiones entre Serbia y Kosovo, la crisis entre Armenia y Azerbaiyán y la política migratoria común. Sobre este último punto cabe destacar el giro que ha dado la Comisión Europea y países como Suecia y Bélgica a raíz del reciente atentado que dejó dos muertos en Bruselas. El ataque, perpetrado por un tunecino que residía de forma ilegal en la capital belga desde 2016, ha hecho que los debates de migración y seguridad vayan de la mano y que la Unión Europea se plantee reforzar sus fronteras.
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