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mikel ayestaran
Enviado especial. Odesa
Viernes, 7 de octubre 2022, 19:54
Joe Biden afirmó en Estados Unidos que «no hemos enfrentado la perspectiva del Armagedón desde Kennedy y la crisis de los misiles en Cuba» para hablar de la amenaza nuclear de Rusia y ese mensaje se convirtió portada mundial, pero en Ucrania llevan ... semanas con el terror metido en el cuerpo. A diferencia de otras guerras, en esta ocasión los servicios de inteligencia estadounidenses cuentan con fuentes fiables y han sido capaces de predecir los pasos del enemigo en diferentes momentos de la invasión. En un momento en el que los frentes del este y el sur se mueven a favor de los intereses de Kiev, la gran duda que surge en la mente de los ciudadanos es saber cómo puede reaccionar un Vladímir Putin tocado por el colapso de sus tropas.
Aleksei combatió en Afganistán durante tres años y no ha salido de Odesa desde que estalló la guerra. Piensa que «el Ejército Rojo que yo conocí era tan desastroso como el Ejército ruso que vemos en acción estos días. No me extraña que pierdan terreno porque combaten con mentalidad de la URSS y no se dan cuenta de que estamos en el siglo XXI». Cuando se le plantea el tema nuclear, guarda silencio durante unos segundos para retomar con una sola palabra: «Putin».
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Este veterano de la contienda afgana, donde perdió ocho dientes en una pelea con un compañero checheno, advierte de que «la amenaza es seria porque Putin está herido. Para él es importante que el mundo trate a Rusia como una potencia y creo que en su cabeza piensa que, si los Estados Unidos usaron bombas atómicas en Hiroshima y Nagasaki, ¿por qué no la puede usar Rusia?».
A Aleksei no le preocupa que los rusos hayan sumado 200.000 reservistas a sus filas porque «en la guerra moderna lo importante es tener armamento de última generación y eso lo tenemos nosotros, no ellos».
En las redacciones de los medios locales los mensajes que llegan a través de las redes sobre esta amenaza «van desde el pánico a la indiferencia. Algunos lo ven como algo muy real, otros como propaganda y hay también a quienes les resulta indiferente porque ya lo han perdido todo», apunta Lina, directora de la plataforma informativa online 'Bgoru'. Este es un proyecto nacido en Jersón, a 200 kilómetros de Odesa, al que la guerra y la ocupación rusa han convertido en una ventana para mostrar cómo es la vida bajo el control ruso. El número de seguidores en sus canales de YouTube y Telegram se ha disparado en los últimos siete meses.
La redacción principal se encuentra en el centro de Odesa y allí trabajan tres periodistas desplazados de Jersón. Cuentan además con dos colaboradores que trabajan en el total anonimato en la zona bajo ocupación, «un trabajo absolutamente secreto porque los rusos están detrás de ellos. Nos cuentan cosas básicas, si hay electricidad o comida en los mercados, si llegan refuerzos del enemigo... y estos días son quienes nos permiten corroborar que el Ejército de Ucrania avanza y Rusia se repliega al otro lado del río Dnieper», apunta Ilona. La opinión de esta periodista es que la amenaza nuclear «es muy seria porque el enemigo está en un callejón sin salida».
En 'Bgoru' libran otra de las batallas claves en toda guerra, la batalla de la información, «con el objetivo de hacer frente a la propaganda y mentiras de Moscú», destaca Lina, responsable de investigación. A ella le tocó seguir de cerca el reciente referéndum para la anexión de Jersón a la Federación Rusa y asegura que «fue un fracaso porque la mitad de la gente salió de allí en cuanto llegaron ellos y los quedan tienen miedo, no son libres para mostrar su opinión porque viven bajo ocupación militar».
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Las fuerzas de Kiev han recuperado rápidamente territorio y, en palabras de Volodímir Zelenski, en el frente sur de Jersón ya se han liberado 500 kilómetros cuadrados. Esta es la mayor derrota sufrida por los rusos en este frente desde el inicio de la invasión y supone todo un desafío a la anexión anunciada por Putin, ya que las nuevas fronteras no han parado de menguar desde que si hizo pública la decisión. De momento, en el campo de batalla, los rusos no reaccionan al avance ucraniano.
El presidente ucraniano también aprovechó para intervenir por videoconferencia en el consejo europeo celebrado en Praga. Allí la sombra de la amenaza nuclear flotaba en el ambiente y Zelenski aprovechó para pedir «aumentar el suministro de armas y munición para defenderse contra la presión rusa», la misma petición que mantiene desde el primer día de la invasión.
El líder ucraniano, cuya figura no para de crecer entre los suyos, reconoció que los europeos pueden preferir «gastar el dinero en objetivos totalmente diferentes, objetivos pacíficos, necesidades sociales...», pero entonces, les ha planteado, «¿quién y qué será capaz de proteger tales objetivos y necesidades?».
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