Varios paramilitares bloquean una calle en Rostov. EFE

¿Son suficientes 50.000 mercenarios contra el ejército ruso?

La velocidad con que Rostov ha sido ocupada y el desafío de Prigozhin abren interrogantes del tipo de si el líder de Wagner busca llamar la atención una vez más o en realidad quiere desatar una guerra interna con la ayuda de sectores militares y civiles opuestos a Putin

Miguel Pérez

Sábado, 24 de junio 2023, 14:53

El desafío de Evhgueni Prigozhin al Kremlin con la aparente ocupación de la ciudad rusa de Rostov-on Don abre algunos interrogantes interesantes. ¿Se trata de un nuevo pulso del jefe del Grupo Wagner destinado más a llamar la atención que a tener un efecto ... real? ¿Puede considerar que tiene opciones de éxito un enfrentamiento de entre 25.000 y 50.000 hombres, como él mismo ha declarado que componen su batallón, frente al Ejército ruso? ¿Cómo es posible que entre la noche de este viernes y la mañana de hoy haya podido imponenrse en una base militar de notable importancia tras un avance centelleante a través de una región fronteriza plagada de fortificaciones?

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Cuando el líder mercenario llegó al cuartel de la Agrupación Sur esta madrugada ya pesaba sobre él una orden de arresto dictada por el Servicio Federal de Seguridad. Sin embargo, nadie le ha detenido. Se ha entrevistado tranquilamente con el viceministro de defensa ruso, el coronel general Yunus-iek Yevkurov, y el teniente general Vladimir Alekseyev, A los dos les ha informado de que, durante su avance, han derribado tres helicópteros militares que dispararon a sus hombres. «Y los derribaremos a todos si continúan enviándolos», ha prometido.

No se descarta, según diversos vídeos que circulan en las redes, la existencia de combates en la autopista M-4 en la región de Voronezh,al norte de la ciudad de Rostov, donde habría explotado un depósito de combustible. Algunas fuentes aseguran que en esas grabaciones se aprecian restos destruidos y carbonizados de camiones de transporte y helicópteros, lo que confirmaría el enfrentamiento reconocido por Prigozhin. En otras imágenes se aprecia a soldados rusos entregando sus armas a los mercenarios. Todo ello ha sido difundido en los canales afines a Wagner, aunque las autoridades rusas no han hecho reconocimiento alguno.

Un miembro del Grupo Wagner vigila desde la cúpula de la Agrupación Sur militar rusa. EFE

La secuencia de hechos parece indicar que los mercenarios han llegado a Rostov y ocupado sus calles sin aparentes disturbios, aunque a primera hora de esta tarde se informaba de un supuesto tiroteo. Esta noche pasada eran visibles además algunos blindados del ejército regular y la Guardia Nacional bloqueando diferentes arterias mientras los carros de Wagner se posicionaban en los accesos. Prigozhin ha aparecido posteriormente junto con varios miembros de su comando entrando por sopresa en el cuartel de la Agrupación Sur, en cuyos alrededor hay carros de combate del grupo mercenario.

Los tanques y blindados han patrullado esta mañana por unas calles donde se mezclaban con los vehículos de los rusos. Algunas imágenes de agencias muestran a civiles junto a algunos de los carros de cómbate, incluso encaramados a ellos. Al menos una parte del batallón habría partido ahora hacia Moscú, según podría deducirse de las informaciones de las autoridades de Lipetsk que han pedido a la población que no salga de sus casas mientras los vehículos de tropas cruzan esta región rusa.

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Los próximos pasos

Nadie sabe lo que deparará el futuro inmediato. Ni si el Grupo Wagner avanzará definitivamente hacia Moscú, como ha prometido su jefe, un individuo patológicamente mentiroso, en busca del ministro de Defensa y la cúpula militar a la que acusa de complicar la ofensiva en Ucrania y de masacrar a sus propios mercenarios. Tampoco está claro cuál será la reacción de Putin y su Gobierno en su pretensión de sofocar la «rebelión militar» y capturar a Prigozhin.

Según éste ha relatado en los últimos días, contaría con entre 25.000 y 50.000 soldados de fortuna, sobre todo después de haber 'licenciado' hace una semana a unos 30.000 exconvictos, a quienes reclutó en su momento bajo la promesa de dejarles libres tras combatir en el frente ucraniano. Prigozhin dijo que todos ellos habían regresado a Moscú u otras ciudades rusas. El comandante ha mostrado su rostro más sanguinario precisamente a raíz de esta requisa. Durante el asedio a Bajmut, Kiev le acusó de lanzar a expresidiarios, sin armas ni experiencia, contra las defensas de la ciudad con el único fin de descubrir las posiciones de los tiradores ucranianas cuando disparaban contra ellos. Cayeron 30.000 exconvictos.

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Un civill se desplaza por Rostov en patinente delante de un tanque. EFE

A priori, el contingente de Prigozhin no parece lo suficientemente poderoso frente al ejército ruso en lo físico, pero sí en lo estratégico y psicológico. Al jefe del Kremlin lo que menos le interesa ahora es debilitar el frente exterior en Ucrania y sufrir una propia guerra interna en su país, consciente de que en una confrontación de este tipo siempre habrá aliados y detractores. Posiblemente, el líder de Wagner confíe en recabar el apoyo de una parte importante del ejército, unido a los oligarcas y sectores de población opuestos a la estrategia del presidente. Resultan ahora más significativas que nunca las advertencias lanzadas al comienzo de la invasión por diferentes analistas sobre los riesgos de dar aire a compañías paramilitares como Wagner, que al final pueden convertirse en un 2ejército dentro de un ejército» y, llegado el caso, un «contrapoder» al Gobierno.

Rostov-on-Don es una ciudad rusa cerca del mar de Azov y de las primeras que se encuentran después de traspasar la frontera con Ucrania. La Agrupación Sur es importante. No solo por su proximidad a la muga, unos cien kilómetros, sino porque desde allí se controla militarmente el óblast de Zaporiyia, donde está enclavada la central nuclear en torno a la cual se han articulado desde hace meses duros combates, y también Crimea y Chechenia. Una región está última de la que surgió otro líder militar independiente, Ramzán Kadírov, quien ya ha advertido que se dirige junto con sus unidades a la «zona de tensión» para sofocar la revuelta. Cuenta con 20.000 profesionales, muchos de ellos dotados de un entrenamiento específico en operaciones especiales.

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Las fuerzas de los dos comandantes paramilitares han combatido codo con codo en distintos frentes durante este último año y medio. Kadírov se mostró el pasado mayo dispuesto a reemplazar a las tropas 'wagneritas' cuando Prigozhin anunció su disposición a abandonar el asedio a Bajmut ante la falta de suministros de munición desde Moscú. A principios de este mes de junio, las unidades de Kadírov firmaron también el contrato remitido por el Ministerio de Defensa para que todos los paramilitares regularizasen su situación y se integraran en las fuerzas armadas regulares. El jefe de Wagner rechazó el contrato.

Control de carreteras a las afueras de Moscú tras entrar en vigor las nuevas medidas antiterroristas implementadas por Putin. EFE

A este distrito militar en Rostov le corresponde un porcentaje de los 200.000 soldados rusos desplegados en Ucrania, que el Kremlin mantiene divididos en cinco regiones castrenses. Ahí se encuentra la base del 58º Ejército de Armas Combinadas, una brigada veterana en conflictos militares y que ahora lucha en el sur de Ucrania para detener la contraofensiva de las tropas de Zelenski, lo que ha causado una profunda preocupación entre los analistas del Kremlin por el debilitamiento que puda implicar en esta operación . Rostov es un importante centro industrial y logístico. Un año antes de la invasión, en 2019, el Ministerio de Defensa envió allí un millar de «nuevas máquinas de combate», además de 700 equipos de artillería y lanzamiento de misiles. El aeródromo, ahora en manos de los paramilitares, recibió una treintena de aviones y helicópteros de combate de nuevas generaciones. El distrito sur ha servido también de centro de instrucción para decenas de miles de soldados.

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«Colapso de Putin»

El vertiginoso asalto del Grupo Wagner ha sorprendido al mundo entero, La Unión Europa afirma que sigue los acontecimientos con auténtica preocupación mientras el Reino Unido pide que se proteja a los civiles. en China se habla de «rebelión armada» mientras el presidente bielorruso, Aleksandr Lukashenko, ha mantenido esta mañana una conversación telefónica con Putin «sobre la situación en Rusia».

Varios líderes europeos ven en este desafío de Prigozhin un posible inicio del «colpaso de Putin» y se preguntan hasta qué punto cuenta con el respaldo absoluto de su ejército. Hoy, el líder de Wagner, cuyas declaraciones siempre es necesario coger con pinzas, ha declarado que en su camino hacia el centro de Rostov los reclutas cedían el paso a sus hombres e incluso les «abrazaban». Por su parte, algunos analistas ponen el índice en los riesgos que una refriega interna en el país podría tener habida cuenta de los arsenales nucleares que el Kremlin tiene distribuidos en enclaves estratégicos. Finalmente, una de las declaraciones más esperadas, la del presidente ucraniano Volodímir Zelenski, ha sido un anuncio del caos para su homólogo ruso. «La debilidad de Rusia es obvia. Cuanto más tiempo mantenga a sus tropas y mercenarios en nuestra tierra, más caos, dolor y problemas tendrá para sí misma más adelante».

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