Rusia retoma los ataques a objetivos civiles y mata a cinco personas en Dnipro

Las imágenes eran dantescas. Donde antes había un edificio ahora solo queda un gigantesco boquete. Los cascotes se amontonaban en el asfalto. «El mundo debe parar esta maldad», denunció el presidente ucraniano, Volodímir Zelenski.

Se trata del mayor ataque perpetrado por el Kremlin desde el pasado 29 de diciembre. Las hasta ahora muy efectivas defensas aéreas ucranianas no reaccionaron a tiempo. De hecho, las sirenas comenzaron a sonar después de los primeros impactos. La razón es que Rusia recurrió a misiles balísticos en vez de misiles de crucero, como es habitual, según explicó en televisión Yuri Ignat, portavoz de las Fuerzas Aéreas ucranianas. Los misiles balísticos, a diferencia de los de crucero, no tienen sistemas de propulsión, es decir, se lanzan y la propia inercia del lanzamiento y la gravedad determinan dónde caen, mientras que los de crucero son proyectiles autopropulsados, es decir, impulsados por un motor. «Con toda probabilidad, eran misiles que volaron con una trayectoria balística, que es la que describe un proyectil debido a su propia inercia y afectado por la gravedad», afirmó Ignat. «No tenemos sistemas disponibles para detectarlos y derribarlos», lamentó.

Aun así, los sistemas de defensa aéreos del Ejército de Kiev lograron interceptar 21 de los 33 proyectiles disparados por Rusia. Un número significativo pero insuficiente para evitar los daños. Además de la tragedia de Dnipro, los misiles rusos causaron estragos en diversos puntos vitales para el suministro energético en Kiev, Járkov, Zaporiyia y Lviv, aunque no se reportaron víctimas mortales. Sin embargo, los ataques provocaron apagones masivos en todo el país, un objetivo que persigue Rusia como parte de su guerra híbrida contra Ucrania. Además de los ataques sobre el terreno o contra civiles, esta táctica busca diezmar a la población. Y nada más efectivo que dejar a los civiles sin posibilidad de calentarse en pleno invierno. «Los próximos días serán difíciles», admitió el ministro ucraniano de Energía, German Galushchenko.

En paralelo a los bombardeos masivos, el Gobierno de Reino Unido anunció ayer que enviará tanques del tipo Challenger 2, el más avanzado que tienen las Fuerzas Armadas británicas, para ayudar al Ejército ucranianos. Se trata del primer envío de estas características. El primer ministro, Rishi Sunak, también prometió nuevos sistemas de artillería en una conversación telefónica con Zelenski.

El líder ucraniano agradeció en Twitter al Reino Unido decisiones que «no solo nos fortalecerán en el campo de batalla, sino que también envían la señal correcta a otros socios». Zelenski hizo referencia así al debate abierto en Occidente en torno al envío de tanques.

Hasta el momento se ha priorizado mandar vehículos blindados para el transporte de infantería o de reconocimiento. El país más reticente es Alemania, que teme que el Kremlin perciba como una agresión la presencia en Ucrania de los poderosos tanques de fabricación alemana Leopard. Berlín exige que el envío de tanques se realice de forma conjunta, por lo que el paso de Sunak mete presión al canciller Olaf Scholz. El próximo día 20 está previsto que se adopte una decisión en este sentido.