La invasión de Ucrania desatada por el presidente Vladímir Putin el 24 de febrero de 2022 tuvo como respuesta de Occidente varias tandas de sanciones, una campaña creciente de ayuda militar a Kiev y expulsiones de diplomáticos rusos de países como Estados Unidos, Canadá, Australia, ... Japón y los que forman parte de la Unión Europea.
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La réplica del Kremlin a esta última medida fue también deportar a los empleados de embajadas y consulados extranjeros. En el caso de España, el 5 de abril de 2022 fueron expulsados 27 diplomáticos y empleados rusos, lo que supuso la deportación, el 18 de mayo del año pasado, del mismo número de diplomáticos y trabajadores de la Embajada de España en Moscú y de los consulados en la capital rusa y en San Petersburgo.
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La medida afectó a varias consejerías clave de la Embajada española como Cultura, Turismo o la portavocía, entre otras, que quedaron descabezadas. Fue la deportación de diplomáticos españoles y personal de la legación más masiva desde el restablecimiento de relaciones diplomáticas en 1977.
Debido al serio deterioro que sufren las relaciones entre Madrid y Moscú, fuentes de la Embajada reconocen que se ha reducido considerablemente el turismo. Los viajes a Rusia apenas se producen, las principales empresas españolas y grandes inversores se han ido del país y queda una presencia «residual» de pequeños empresarios en el sector de la automoción y del empaquetamiento de alimentos.
La interlocución con las autoridades rusas tiene un carácter exclusivamente «técnico» y se realiza a través de «notas verbales», ni siquiera mediante contactos telefónicos. Lo que parece funcionar realmente bien es la labor de los consulados, el de Moscú y San Petersburgo, especialmente en lo referente a expedición de visados, que se siguen concediendo a ciudadanos rusos por motivos familiares, por estudios o por turismo, y a la atención a españoles.
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Pero el problema fundamental reside en que Moscú no sólo no permite que los diplomáticos expulsados sean reemplazados, sino que tampoco autoriza reponer los puestos de quienes no fueron deportados pero necesitan ser sustituidos por la rotación reglamentaria. Tal ha sido el caso de Alicia Varela, la jefa de la Oficina Económica y Comercial, que mantuvo su cargo hasta terminar su misión en la capital rusa, el pasado verano, y ser nombrada por el Gobierno de España directora general de Comercio Internacional e Inversiones. Sin embargo, el Ministerio de Exteriores del Rusia no ha dado todavía a su sustituto el visado para poder trasladarse a la ciudad moscovita y desempeñar sus funciones.
Hungría bloquea la liberación de 500 millones de euros de fondos de la Unión Europea para pagar armas destinadas a Ucrania. El Gobierno ha advertido que mantendrá su postura hasta que Kiev saque a un banco húngaro, OTP, de su lista de sanciones a empresas que operan en Rusia.
El ministro de Relaciones Exteriores, Peter Szijjarto, dijo este miércoles que Budapest retrasará este desembolso y, además, prevé bloquear una nueva ronda de sanciones europeas a Moscú, así como los planes de los Veintisiete para imponer límites a las exportaciones de ocho empresas chinas. Todas estas decisiones deben aprobarse por unanimidad, lo que da a Hungría una posición de cierta fuerza. Los países de la UE ya han movilizado 5.600 millones de euros para dotar de armas a Ucrania.
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