Ramona Asla
Lunes, 29 de julio 2024, 18:23
Desde que llegó al poder en 2022 Meloni ha tratado de presentarse como una diplomática capaz de hablar con líderes de todo el espectro ideológico, desde el húngaro Viktor Orbán hasta el canciller alemán Olaf Scholz. Pero la cumbre del G-7 y los buenos resultados en las elecciones europeas han hecho que sus ambiciones hayan crecido hasta incluir a Xi Jinpìng en su grupo de interlocutores. Se siente fuerte, capaz incluso de desafiar el 'statu quo' diseñado por Bruselas y tomar decisiones al margen de sus socios comunitarios.
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Meloni emprendió el sábado un viaje a China que incluso desafía la endurecida postura de la UE sobre el comercio con Pekín y el apoyo de Xi Jinping a la maquinaria de guerra de Vladímir Putin. La líder italiana, envestida como gran estadista, incluso debatirá sobre el conflicto entre Israel y Hamás durante sus conversaciones con los líderes chinos.
«Todos sabemos que hay divergencias entre la UE, la OTAN y China en muchos asuntos», explica el diputado de Hermanos de Italia, el partido de Meloni, Giangiacomo Calovini. «Pero en momentos de alta tensión geopolítica como éste, es mejor tener más diálogo que menos», añadió para explicar las intenciones de su líder.
Pero el viaje de la primera ministra italiano tiene también una lectura doméstica, ya que se produce después de que Roma diera un importante portazo a Pekín cuando Meloni abandonó la iniciativa de inversión en infraestructura de la llamada nueva Ruta de la Seda, una colaboración que se remontaba a 2019, cuando Giuseppe Conte firmó un primer acuerdo para cinco años. Cuando en marzo expiró este compromiso Meloni dijo no dio «los resultados esperados», lo que molestó a Pekín y generó una tensión con Roma que la jefa de Gobierno quiere ahora suavizar.
Por ello, nada más aterrizar en el gigante asiático, Meloni aseguró que China es «fundamental para la paz y la estabilidad» en el mundo. Tras entrevistarse con Xi Jinping en el marco de una visita de cinco días añadió que «el sistema internacional basado en reglas está siendo cuestionado» y que existe «una creciente inseguridad a nivel internacional. En su opinión, Pekín es inevitablemente un interlocutor muy importante para afrontar todas estas dinámicas sobre cómo garantizar la estabilidad, la paz y un intercambio que siga siendo libre».
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