La Justicia investiga a once obispos y exobispos franceses por abusos sexuales

«Hace 35 años, cuando era párroco, me comporté de manera reprensible con una joven de 14 años. Mi comportamiento tuvo necesariamente consecuencias graves y duraderas para esta persona», confesó este lunes a través de un comunicado el cardenal Ricard, que pidió perdón a la víctima y a su familia. El exobispo de Burdeos también anunció que dimite de sus funciones y se pone a disposición de la justicia francesa y la eclesiástica.

Michel Santier, por su parte, fue sancionado en octubre de 2021 por el Vaticano por «abusos espirituales con resultado de 'voyerismo'» a dos jóvenes mayores de edad. Los hechos ocurrieron en los años 90 cuando era cura en Coutances (oeste de Francia). El exobispo de Créteil, que dimitió en 2020 «por razones de salud y otras dificultades», reconoció ser culpable de «abusos espirituales con fines sexuales».

La prensa gala no supo hasta octubre de este año que Santier había sido sancionado por la Santa Sede. El silencio mantenido por los obispos durante un año sobre su sanción ha indignado en las últimas semanas a católicos y asociaciones. Tras estas revelaciones, otras tres víctimas han dado un paso adelante.

Francia descubrió en octubre de 2021 con horror el alcance de los abusos sexuales en el seno de la Iglesia católica. Unos 216.000 menores fueron víctimas de abusos sexuales (tocamientos, agresiones o violaciones) por parte de sacerdotes o religiosos católicos entre 1950 y 2020, según un informe de la Comisión independiente sobre abusos en la Iglesia (Ciase, por sus siglas en francés).

El número de víctimas podría alcanzar los 330.000 si se tiene en cuenta las agresiones cometidas por pederastas laicos que trabajaron en colegios católicos, catequesis o movimientos juveniles, según el informe.