

Secciones
Servicios
Destacamos
SERGIO GARCÍA
Domingo, 27 de marzo 2022
Son la corte del nuevo zar. Hijos de la Perestroika, pero sobre todo de la privatización desbocada que sucedió al desmoronamiento de la URSS. La clase dirigente que se sirve de su poder económico para influir en los cambios legislativos a mayor gloria de sus dividendos. No es que antes no hubiera millonarios en Rusia, pero los de ahora hacen alarde de ello después de protagonizar trayectorias meteóricas que empezaron cuando ocupaban los cuadros medios del partido y a menudo hunden sus raíces en el crimen organizado; cuando fábricas, astilleros, almacenes de armas y gasoductos cambiaban de manos a precios irrisorios.
Según el World Inequality Database, el 0,01% de la población concentra el 12% del patrimonio de Rusia. No es la nueva 'nomenklatura', precisa José María Faraldo, profesor de la Universidad Complutense y autor de 'El nacionalismo ruso moderno', porque no controlan el país. Lo hace Putin, que es quien ocupa la cúspide de ese poder piramidal y quien fija las reglas del juego; para muchos, otro oligarca instalado en la desmesura, aunque su forma de enriquecerse haya sido otra. Su desunión les impide, además, ser alternativa de poder.
117 magnates formaban en 2021 la clase multimillonaria de Rusia frente a los 99 de un año atrás. Su riqueza conjunta ascendía a 584.000 millones de dólares, según datos de la revista Forbes.
12% del patrimonio del país lo concentra el 0,01% de la población. La mayor parte de ese dinero está localizado en el extranjero.
La economía rusa se basa en la explotación de materias primas, en el acceso a recursos naturales prácticamente inagotables. Y es en este caldo de cultivo donde los oligarcas han hecho fortuna. Gas, petróleo, metales... también finanzas y medios de comunicación. Pero lo cierto es que fuera del país, nadie tiene lavadoras rusas, ni móviles rusos, ni coches rusos. La escasa presencia del sector servicios es un rasgo de la escasa modernización de su economía, «posiblemente el mayor fracaso de Putin», explica el experto de la Complutense, que atribuye la agresividad del líder a «su necesidad imperiosa de dejar un legado y el convencimiento creciente de que no será este, ya que aunque desde 2014 se ha abordado un proceso de reindustrialización este sólo atiende el consumo interno».
La guerra de Ucrania ha supuesto un duro varapalo para esta privilegiada casta. Los 117 multimillonarios de Rusia que figuran en la lista Forbes perdieron casi 90.000 millones de dólares en la segunda quincena de febrero, en plena ofensiva sobre Ucrania. 39.000 de ellos se volatilizaron en un solo día, después de que el índice Moex cerrase con una caída del 33% y el rublo se desplomase a un mínimo histórico.
¿Está haciendo esto mella en la adhesión al líder? Pese a alguna llamada aislada al entendimiento entre los pueblos cuesta encontrar voces que se desmarquen abiertamente, como Mordashov o Fridman. «Los hay que han llegado a perder 4.500 millones en un día y se puede inferir que muy contentos no están -desliza Faraldo-, máxime si lo ocurrido obedece a una ocurrencia que en absoluto comparten todos». Al margen del signo de la guerra, las sanciones se ceban en los oligarcas, que pagan con la incautación de sus aviones, propiedades inmobiliarias y la congelación de cuentas, mientras sus yates describen rutas erráticas ante la falta de un puerto amigo.
Suiza es clave: ha renunciado a su proverbial neutralidad y congelado activos multimillonarios, incluidos los del propio Putin. Pero los gobiernos de Occidente que se han propuesto asfixiar a esta elite no lo tienen fácil, atrincherada como está en una tupida red de sociedades 'offshore'. «Hay más dinero fuera de Rusia que dentro. Y eso es así porque llevan blanqueándolo desde los años 90, comprando de todo y en todos los países», coinciden los expertos.
Entre los destinos principales de su patrimonio están Reino Unido -al distrito de Belgravia se le conoce como 'Londongrado'-, pero también Catar y sobre todo Chipre, que en los primeros nueve meses de 2021 registró 7.042 millones de dólares en salidas y entradas netas de inversión extranjera directa en Rusia. Eso explicaría las reticencias de la isla mediterránea a sumarse a las medidas de castigo por la invasión de Crimea y ahora del resto de Ucrania.
Alexei Mordashov | Severstal, TUI, Banco Rossiya
Fue de los primeros en recibir sanciones de la comunidad internacional por la invasión de Ucrania. No es de extrañar que cinco días después de estallar la guerra, el multimillonario que preside el conglomerado metalúrgico y energético Severstal saliese a la palestra rompiendo la disciplina impuesta por Vladimir Putin. «Es terrible que la gente sufra y que la economía se hunda, detengan este derramamiento de sangre».
Vladimir Potanin | El rey del níquel
Preside el gigante de los metales Norilsk Nickel, es su mayor accionista y amasa una fortuna de 27.000 millones de dólares. Si estornuda, los mercados cogen pulmonía. Cerebro del sistema de privatizaciones que siguió al hundimiento de la URSS, tiene tanto poder que se atreve hasta con el nuevo zar. Ya le ha advertido que si confisca los activos de las empresas occidentales, «el país volverá a la revolución de 1917».
Alisher Usmanov | Metalloinvest
Su vida da para un bestseller: 16.300 millones separan al chaval que cumplió 6 años en una prisión uzbeka y comenzó fabricando bolsas de plástico, del propietario del 'Dilbar', el yate más grande del mundo. También del oligarca señalado en la lista negra de los más sancionados. Por sus manos han pasado desde Gazprom hasta el Arsenal. Es dueño del conglomerado industrial Metalloinvest, de minas de cobre y negocios de telefonía.
Suleiman Kerimov | Polyus
Economista de formación, hizo fortuna comprando empresas que atravesaban problemas. Un tiburón de libro. También apostó por bancos de inversión como Morgan Stanley y Goldman Sachs antes del colapso financiero de 2008. Ahí le falló la intuición y perdió miles de millones. Sin embargo, no tardó en recuperarse. Ahora controla el 76% de Polyus, el mayor productor de oro de Rusia y preside también el grupo financiero Nafta Moscow.
Alexei Miller | Gazprom
Preside la empresa más grande de Rusia que es además el mayor proveedor público de energía del mundo. De ahí llega el 40% del gas que alimenta a la Unión Europea. El hombre que controla semejantes recursos energéticos no puede viajar después de las sanciones. Tampoco parece importarle. Es íntimo de Vladimir Putin: ambos de San Petersburgo, ambos hinchas del Zenit, propiedad, como no podía ser de otra forma, de Gazprom.
Igor Sechin | Rosneft
Si Miller es el hombre del gas, Sechin lo es sin duda del petróleo. Al director ejecutivo de Rosneft, uno de los mayores productores de crudo, se le tiene por uno de los 'Siloviki', como se conoce a los hombres que medraron a la sombra de Putin después de sus años en el aparato de seguridad del Estado (su apodo es Darth Vader, por algo será). Su yate, el 'Crescent', fue inmovilizado en Tarragona en respuesta a la invasión de Ucrania.
Mikhail Fridman | Alfa Group/ Dia
No sé cómo voy a vivir», dice sin asomo de ironía este financiero ruso residente en Londres, poseedor hasta hace un mes de una fortuna de 13.500 millones, cabeza visible del grupo inversor Alfa Group y dueño de los supermercados Dia. Las sanciones le han situado en una posición inverosímil, con 3.000 euros de asignación mensual y la obligación de pedir permiso si quiere gastar dinero. Ni que decir tiene que reniega de la guerra.
Serguéi Rodulguin | Sociedades 'offshore'
No se cuenta entre los más ricos ni lleva una vida de tanto derroche, pero su amistad con Putin –a quien conoce desde que ambos pateaban San Petersburgo– y su papel en la redistribución de millones de dólares de su red financiera hacen de él todo un personaje. Controla sociedades 'offshore' como International Media Overseas y Sonnette Overseas, donde han lavado sus activos los primeros espadas del gobierno y la economía rusos.
Kirill Shamalov | Petroquímica Sibur
Pocos han sacado tanto partido de su boda, aunque para entonces ya era una figura emergente de Gazprom Media, el mayor holding de comunicación de Rusia. Su ascenso fue meteórico: los 5 años que duró su enlace con Katerina, la segunda hija de Putin, le convirtieron en accionista mayoritario de la petroquímica Sibur. Los devaneos amorosos y la guerra están sacudiendo su imperio, mientras varios activistas han asaltado su mansión en Biarritz.
Roman Abramovich | De los combustibles al fútbol
Atesora un patrimonio de 13.600 millones de dólares, aunque las sanciones han congelado sus cuentas en Reino Unido y la Unión Europea. Mientras busca comprador para el Chelsea, el magnate, que debe su fortuna a los negocios petroleros, metalúrgicos y mineros (es dueño de Evraz), mantiene sus yates 'Eclipse' y 'Solaris' navegando sin rumbo fijo por el Mediterráneo para evitar que se los embarguen.
Publicidad
Cristina Cándido, José A. González y Sara I. Belled
Borja Crespo y Lidia Carvajal
Clara Alba y Lidia Carvajal
Esta funcionalidad es exclusiva para registrados.
Reporta un error en esta noticia
Comentar es una ventaja exclusiva para registrados
¿Ya eres registrado?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.