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Trump niega el saludo a Pelosi. Foto: EP | Vídeo: Atlas

Trump niega el saludo a Pelosi y ella rompe el discurso del presidente

El mandatario ensaya su estrategia de campaña en el discurso anual sobre el Estado de la Unión | Ni una palabra sobre el juicio de 'impeachment' que se votará hoy para exonerarle

Mercedes Gallego

Corresponsal en Nueva York

Miércoles, 5 de febrero 2020, 07:54

Donald Trump y Nancy Pelosi exhibieron anoche sus desavenencias frente a las cámaras con lujo de desdén. Era la primera vez que se veían las caras desde que la portavoz del Congreso aceptara abrir una investigación de 'impeachment' contra Donald Trump por ... chantajear a Ucrania para que salpicase de barro a su enemigo político Joe Biden. La maniobra para inhabilitarle del cargo no ha prosperado. Trump será exonerado hoy en el Senado, donde su partido tiene la mayoría, pero pasará a la historia como el tercer presidente en enfrentar ese proceso. Y eso no se lo perdona.

Al llegar le retiró el saludo a Pelosi, que se quedó con la mano tendida, y esta se la devolvió ahorrándose las pomposas presentaciones con las que tradicionalmente informa a la cámara del «alto privilegio y distinguido honor» de presentar al presidente de EE UU. En lugar de eso, un seco «Con ustedes el presidente Donald Trump».

Trump niega el saludo a Pelosi. Afp

El doble discurso de Trump, que no se corresponde con la realidad de su gobierno, provocó numerosas muecas de disgusto en la cámara durante la casi hora y media que duró, pero ningún gesto tan dramático como el de Pelosi al término del mismo. La portavoz, vestida de blanco, se levantó muy digna, miró hacia la cámara y rompió por la mitad las páginas del discurso que le había tendido el presidente al llegar, sin mirarla a la cara.

«Era lo más cortés que podía hacer, considerando la alternativa», explicó histriónica cuando se la cuestionó al respecto. Sus desencuentros han sido palpables desde que Pelosi se convirtió en líder de su partido el año pasado al recuperar este la mayoría de la Cámara Baja, pero desde ayer queda claro que el 'impeachment' ha abierto un cisma imposible de resolver. Trump, acostumbrado a premiar a sus leales y manipular a amigos y adversarios, no ha podido con la veterana congresista de San Francisco a la que no perdonará el borrón histórico. Trabajar con ella por el bien del país está fuera de su cálculo. A partir de ahora la guerra fría se ha impuesto.

Por fortuna es año electoral. Si el Partido Republicano recupera la mayoría en la Cámara Baja Trump ya no tendrá que lidiar con Pelosi y si es el Demócrata el que gana las elecciones presidenciales ella podrá tratar con otro presidente. Para Trump el discurso del Estado de la Unión fue ayer un ensayo de la campaña con la que espera renovar su mandato en las urnas.

Pelosi rompe el discurso de Trump. Reuters

Ataque a Sanders e invitación a Guaidó

El presidente evitó cualquier mención al 'impeachment' porque eso se lo reserva para otro discurso, lo que le dará una oportunidad más de capturar la atención del país y de la prensa. En lugar de eso arremetió contra uno de los dos ganadores de los caucus de Iowa, el senador independiente Bernie Sanders, un veterano socialista de su edad que está dispuesto a merendarse con la ayuda de Venezuela. Para eso invitó al palco de la primera dama a Juan Guaidó, a quien llamó «el verdadero y legítimo presidente de Venezuela», dispuesto a blandir frente al electorado el fantasma de ese país para infundir el miedo. «El socialismo destruye a las naciones, la libertad unifica el alma», lapidó.

A Sanders y a su promesa de ofrecer sanidad universal iban dirigidos los ataques contra «la medicina socialista» con la que supuestamente «destruirá el sistema de sanidad» estadounidense. De Pete Buttigieg, el otro ganador de Iowa, no dijo nada. Todavía se sorprende de que los votantes hayan elegido a alguien cuyo apellido «ni siquiera se puede pronunciar», por lo que espera que caiga en las próximas etapas.

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Su estrategia contra unos y otros es seguir agitando el miedo a la inmigración y al terrorismo, mientras convence a los votantes de que la exuberancia económica de la Bolsa se corresponde con la de la calle. Para ello infló una serie de logros y celebró otros coreografiados con numerosos personajes que dieron un toque de reality TV al show de Trump. Destacó la aparición de los padres de Kayla Mueller, una estudiante de 26 años secuestrada en Afganistán que el líder del Estado Islámico Abu Bakr al-Bagdadi convirtió en su esclava sexual antes de matarla. Trump, el justiciero, se encargó de vengarla.

Como también venga a los que han sido víctimas de inmigrantes ilegales, que presenta como delincuentes para arremeter contra los llamados «estados santuario» que se niegan a entregar indocumentados a las autoridades migratorias para su deportación. La frontera ha dado tantos réditos en este primer mandato que no piensa soltarla. Solo que como se trata de relatar los grandes éxitos, presumió de haber embarcado a Mexico, Guatemala y Honduras para frenar la caminata hasta EE UU antes der que tengan que hacerlo los agentes migratorios en su frontera. El caos ha sido reemplazado por políticas ordenadas muy favorables a EE UU que consigue chantajeando al contrario.

Según su lista de logros, ha cumplido con casi todo lo que prometió. El próximo paso para construir el sueño americano que prometió pasa necesariamente por gobernar otros cuatro años, una pesadilla para quienes le escuchaban en silencio y ni siquiera pudieron darse el lujo de partir su discurso en dos frente a las cámaras.

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