Trump utiliza el acuerdo de Oriente Próximo para atraer el voto judío

Etiquetado como un momento histórico en las relaciones de Oriente Próximo, el acto culminó el esfuerzo de la Administración Trump para arrogarse un protagonismo internacional y presentar al presidente como el gran artífice de una supuesta paz en una de las regiones más convulsas del planeta.

No por casualidad el primer anuncio de los acuerdos tuvo lugar deliberadamente a miles de kilómetros de distancia, en Washington DC., y el último, con Baréin la semana pasada, se hizo coincidir con el día de las conmemoraciones del 11 de septiembre para cargarlo de simbolismo nacional.

Trump calificó el acuerdo como «el amanecer de un nuevo Oriente Próximo» y declaró solemnemente que estaban allí «para cambiar el curso de la historia» tras décadas de división y conflicto. Un gesto de teatro político con el que la campaña del presidente, con problemas de financiación y minada de controversias, espera granjearse el apoyo de los judíos, especialmente el de las comunidades de jubilados de Florida.

El voto judío, muy sensible a los asuntos relacionados con Israel y que en un tercio se inclina tradicionalmente por el bando republicano, podría decidir el signo electoral en algunos Estados. Aunque tan solo supone el 2% de la población, el electorado judío se ha acercado levemente hacia el bando de Trump durante los últimos años.

La campaña del demócrata Joe Biden, que por ninguna razón alienaría al preciado electorado judío, se limitó a felicitar a Israel y a Emiratos Árabes Unidos, y hasta se atribuyó cierto mérito por el acuerdo, sin mencionar nada sobre la vacuidad del contenido del pacto.