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Mercedes Gallego
Nueva York
Lunes, 12 de abril 2021
Arde Minneapolis. Otra vez. El juicio por la muerte de George Floyd todavía está caliente. En el asfalto donde cayó hay un nuevo nombre. A pocos kilómetros del tribunal por el que desfilan los testigos que lo vieron morir asfixiado bajo la rodilla de un ... policía, murió el domingo de un solo disparo otro afroamericano, Daunte Wright, de 20 años. Los manifestantes que llevan cinco semanas a la espera del juicio descargaron toda la rabia y la tensión en las calles de la nueva escena del crimen, Brooklyn Center, un suburbio de Minneapolis (Minnesota), donde volvieron a arder los comercios y muchos salieron de ellos con las manos llenas.
«Nos damos cuenta de que esto ha ocurrido en el peor momento posible», admitió consternado el alcalde de Brooklyn Center, Mike Elliott, junto a una ciudad donde por segunda vez en un año se intenta apagar el incendio de la indignación popular contra la brutalidad policial. Esta vez el gobernador tardó apenas unas horas en activar a los 2.000 soldados de la Guardia Nacional destacados desde que empezó el juicio y declarar el toque de queda, en lugar de los cuatro días transcurridos el año pasado desde la muerte de Floyd.
«No corras», le dijo su madre a Wright. Y no lo hizo. Cometió dos errores: el primero, llevar un ambientador colgado del espejo retrovisor, lo que aparentemente llamó la atención de una patrulla que lo detuvo para identificarlo. El segundo, asustarse cuando intentaron detenerlo al comprobar que tenía una orden pendiente y volver a meterse en el coche para huir. La mujer policía que le robó la vida cometió un error todavía mayor: «¡Taser!», le gritó. Pero en lugar de apuntarle con la pistola que lanza descargas eléctricas, le metió un tiro mortal en el cuerpo. «¡Mierda, acabo de dispararle!», se le oye decir en el vídeo. «Oh, Dios», lamenta otro agente.
Los testigos, entre ellos su novia, dicen que le sacaron del coche cubierto de sangre para intentar reanimarle, pero eso no se ve. El jefe de policía Tim Gannon no tardó ni 24 horas en hacer público el vídeo que grabó la propia patrulla con las cámaras que llevan en el pecho, en comparación a los casi dos meses que se tardó en hacer pública la grabación policial de la muerte de Floyd.
Fue una agilidad «sin precedentes», presumió el jefe de policía, que quiso exhibirla como prueba de su honestidad y transparencia con el público, pero que en realidad hablaba de su convencimiento de que sería una prueba exculpatoria. «Por lo que veo y por la reacción de angustia inmediatamente después, esto fue una descarga accidental que resultó en la trágica muerte del señor Wright», concluyó.
Era una sentencia muy firme para tratarse de alguien que no quiso dar detalles sobre el incidente por no influir en la investigación. El jefe Gannon apareció tan alterado en la conferencia de prensa que llegó a abandonar la sala para recomponerse antes de volver. Suya fue la decisión de cargar contra los manifestantes la noche antes, lanzando gases lacrimógenos y pelotas de goma, que justificó por haber resultado herido un policía con un ladrillo. «Les dimos la orden de dispersarse en cinco ocasiones y no se fueron», se defendió.
Solo dos personas resultaron detenidas en esa primera noche de rabia, pero una veintena de comercios se perdieron entre las llamas. Algunos culpan la decisión de apagar las luces del cuartel de policía y de las calles adyacentes durante cinco horas en medio de una amenaza consumada de vandalismo, pero la policía actuaba en estado de guerra y no quería ser un objetivo iluminado en la noche.
En el interior de los juzgados donde se lleva a cabo el juicio contra el policía Derek Chauvin, la Giscalía pidió al juez que secuestrara al jurado en un hotel para aislarlo de las protestas pero el magistrado se resistió. La violencia policial está a la orden del día, nadie puede aislarse de ella. «Estoy enfadado y tengo el corazón roto de lo constante que es este trauma», declaró la adjunta del gobernador Peggy Flanagan, mientras el hermano de Daunte Wright alzaba a su hijo de dos años en alto para mostrar a las masas el resultado: otro niño huérfano.
El alcalde de Mineápolis ha declarado un toque de queda en la ciudad a raíz de los incidentes desatados tras la muerte de otro afroamericano a manos de la Policía.
Desde el lunes por la noche, a partir de las 19.00 horas (hora local), entrará en vigencia el toque de queda, que se extenderá hasta las 6.00 horas del martes. Esta medida se aplicará ya que se ha declarado el estado de emergencia en la urbe.
«La angustia que estamos sufriendo no se puede traducir en violencia, destruyendo medios de vida, destruyendo negocios de propiedad local en los que nuestras comunidades han vertido su corazón y alma durante décadas», ha pedido el alcalde de Mineápolis, Jacob Frey, en una rueda de prensa, informa CNN.
«El desmoronamiento de los sacrificios que la gente ha hecho durante tanto tiempo, no puede, no será tolerado. Debemos buscar la paz esta noche», ha instado Frey.
También el alcalde de St. Paul, Melvin Carter, ha anunciado que imperará este mismo toque de queda en el municipio, mientras que el gobernador de Minesota, Tim Walz, ha declarado también toque de queda en tres condados -Hennepin, Ramsey y Anoka-, uno de ellos donde fue asesinado Daunte Wright.
Por otro lado, el alcalde de la ciudad Brooklyn Center -donde fue asesinado Wright-, Mike Elliott, ha informado que la autoridad de mando del Departamento de Policía ha sido transferida a su oficina tras una votación en el consejo de la ciudad, mientras que también ha anunciado que el administrador del municipio, Curt Boganey, ha sido relevado de sus funciones.
Caron Nazario, segundo teniente del Ejército, ha demandado a los oficiales de la Policía de Virginia por haber violado sus derechos constitucionales. Según la grabación del suceso, se ve como Nazario, un afroamericano de descendencia latina, viste el uniforme y levanta las manos mientras está sentado en su automóvil en una gasolinera cuando los oficiales le apuntan con sus armas.
En el video, Caron Nazari dice a los agentes: «honestamente tengo miedo de salir», y uno de los policías responde: «sí, deberías estarlo». El oficial de policía Joe Gutiérrez dijo en su informe que Nazario no cumplió con las órdenes y que conducía un coche con ventanas ahumadas, sin matrícula trasera y que estaba «eludiendo a la policía».
Ante la negativa de salir del vehículo, los agentes utilizaron gas pimienta contra Nazario. Su abogado aseguró que el oficial del Ejército quería detenerse en una zona bien iluminada pues era de noche, mientras que hasta ahora la policía de Virginia no se ha manifestado al respecto.
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