mercedes gallego
Corresponsal. Nueva York
Viernes, 14 de octubre 2022, 10:30
No hace falta estar en un colegio, en un supermercado, en una discoteca, en un cine o en el trabajo. El jueves, el último tiroteo masivo que asola Estados Unidos empezó en una calle tranquila de un barrio residencial de Raleigh (Carolina del Norte), pasadas ... las 17:00 h de la tarde hora local, y continuó por las veredas, donde un chaval de 15 años abatió a tiros a siete personas y dejó a cinco familias sin un ser querido.
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«Tenemos que acabar con este sinsentido de las armas», pidió por televisión la alcaldesa de Raleig, Mary Ann Baldwin. Del pistolero solo se sabe que es blanco y de sexo masculino. A la policía le costó cinco horas darle caza, con la ayuda de los aterrados vecinos, a los que se pidió que no salieran de sus casas y compartieran con las autoridades cualquier pista. La búsqueda se extendió a lo largo de varios kilómetros y acabó con un enfrentamiento que dejó al adolescente en estado crítico en un hospital.
Lo que sí se sabe es la identidad de sus víctimas: James Thompson, un adolescente como él, de 16 años; Gabriel Torres, un policía de paisano de 29 años, casado y con un bebé, que pasaba por allí camino del trabajo; Mary Marshall, de 34; Susan Karnatz, de 49; Nicole Conners, de 52, que había dejado su trabajo en un departamento de Recursos Humanos para ocuparse de su marido y su madre, después de que esta última sufriera un ictus.
En el día en que los familiares de las víctimas del tiroteo escolar de Parkland lloraban de rabia, porque un jurado de Florida le ha perdonado la vida a otro adolescente desubicado que mató a 14 chavales y tres educadores, los medios de comunicación renuevan el llamado de olvidar el nombre del último pistolero en busca de gloria.
El de Florida, para el que el jurado ha pedido cadena perpetua sin libertad condicional, ha sido el protagonista del juicio durante más de 130 días, ya que el juez prohibió a los familiares hablar en representación de sus hijos y hasta vestir camisetas con sus rostros. El único que conocieron los miembros del jurado fue presentado como una víctima de una familia disfuncional y un sistema fallido de salud mental.
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