M. Pérez
Martes, 10 de septiembre 2024, 21:07
«El éxito no es ilegal», se escuchó decir este lunes a Karen Dunn en el tribunal de Virginia donde se enjuicia a Google por posibles prácticas de dominio sobre el mercado publicitario digital. La abogada, una de las más destacadas del equipo defensor. quería enfatizar que el gigante tecnológico opera en un mercado donde tiene numerosos competidores y que su posición obedece esencialmente a fortísimas inversiones en investigación y desarrollo. Una manera sutil de convertir un territorio de guerra en un lugar más benévolo.
Publicidad
Inmediatamente después de terminar la sesión, la letrada tomó sus cosas y dejó Virginia. Porque este martes (madrugada de miércoles en España) debe estar presente en el National Constitution Center de Filadelfia para asistir a su pupila, Kamala Harris, en el acto posiblemente más trascendental de toda su carrera hacia la presidencia de EE UU. Ella ha sido la entrenadora que durante semanas ha instruido a la candidata demócrata para intentar salir indemne de su cara a cara con el republicano Donald Trump, en el debate electoral organizado por la ABC que promete una audiencia histórica y el poder de marcar el curso de la campaña.
Nombrada letrada del año, Karen Dunn representa a sus 48 años el prestigio de la abogacía en Washington y tiene fama entre las grandes corporaciones de ser la profesional perfecta para «los desafíos más difíciles». ¿Alguien recuerda la serie 'House of Cards', cuajada de chantajes políticos, traiciones y abusos de poder? Bien, ella fue una de las asesoras del guión.
Su historial está jalonado por una intensa labor en el ámbito privado, con frecuentes entradas y salidas en la Administración estadounidense como asesora jurídica, fiscal, estratega, directora de comunicación y otros cargos. Karen Dunn ha entrenado en el arte de la dialéctica y la confrontación verbal a todos los candidatos presidenciales demócratas desde 2008 y a unos cuantos senadores y representantes en la Cámara. Y antes de eso, en 2000, preparó a Hillary Clinton en la primera ocasión en la que una primera dama de Estados Unidos se presentaba a senadora. Evidentemente, su vocación está en las antípodas de Trump. Pero también su forma de planificar los debates.
Frente a la cierta anarquía del líder republicano, cuyo equipo sabe que es imposible dirigirle por completo y que en cualquier confrontación terminará mostrando su extemporáneo carácter, la minuciosidad es marca de la casa de la abogada favorita de Washington. Su equipo ha sometido a Kamala Harris a concienzudas sesiones de estudio y dialética. La ha mantenido recluida en un hotel de Pittsburgh donde se construyó un plató parecido al de la ABC para trabajarse el debate. Buscó presentadores de un perfil similar a los que conducirán el programa. Es más, el partido contrató a un antiguo cargo de la época de Clinton para que ejerciera de Trump, paseándose por el hotel vestido a la manera del magnate y celebrando intensos diálogos con la candidata.
Publicidad
Dunn consiguió licenciarse 'cum laude' en la Universidad de Brown e hizo el doctorado en Yale. Poco más hay que añadir. Es una especialista en resolver litigios relacionados con las tecnológicas, como Apple, Uber o la propia Google. Y preparó al presidente de Amazon, Jeff Bezos, cuando declaró ante la Cámara de Representantes. Pero también es codirectora del Centro Paul Weiss para combatir el odio. La iniciativa fundada por el famoso bufete de abogados estadounidense se ha convertido en una pieza clave en la lucha contra el extremismo mediante la interposición de demandas civiles y la protección jurídica de los colectivos más vulnerables.
En ese sentido, Dunn se hizo celebre durante el Gobierno de Donald Trump al conseguir sentar en el banquillo de los acusados a los supremacistas blancos que alentaron un clima de violencia en agosto de 2017 durante una marcha en Charlottesville (Virginia) que acabó bañada en sangre. Un joven de 22 años embistió con su coche repetidamente a un grupo de contramanifestantes. Una mujer murió y una veintena de personas resultó herida. El relato de este proceso se recoge en el documental de HBO 'No accident'.
Publicidad
A la abogada le achacan la paradoja de que defienda a grandes compañías privadas de las acusaciones del Gobierno y, a continuación, forme a futuros líderes del mismo Gobierno. En el caso de Google juzgado esta semana en Virginia se enfrenta al Departamento de Justicia y al plantel de abogados designados por la Fiscalía General que dirige Merrick B. Garland, Se da la circunstancia de que Dunn fue en su día ayudante de Garland y que el fiscal general ayudó a oficiar su boda en 2009, como se ha encargado de recordar estos días Matt Stoller, analista político y económico conocido por su vocación antimonopolista.
La letrada preparó a Barack Obama en sus dos campañas electorales y a Hillary Clinton en la de 2016. La exprimera dama no ganó aquellos comicios, pero sí supo golpear a Trump en su misoginia. Dunn ordenó a la candidata demócrata que recordase a la audiencia cómo el dirigente conservador había insultado a una concursante en un certamen de belleza por su peso con términos despectivos. «Pues bien Donald, ella tiene un nombre», le espetó, dejándolo completamente descolocado. Trump estuvo asesorado en ese cara a cara por Roger Ailes, exdirector de Fox News.
Publicidad
De Kamala Harris resulta ser una antigua conocida. Ya fue su formadora en 2020, cuando se presentó a la Casa Blanca como 'número dos' de Joe Biden. Superó a su contrincante, Mike Pence, en el correspondiente debate a la vicepresidencia.
Pero además Dunn atesora un amplio conocimiento de Trump como animal político. Ha estudiado a fondo su carácter, su comportamiento y su lenguaje público. También ha visto una y otra vez los debates del magnate con Joe Biden en 2020 y en este infausto verano donde el presidente estadounidense mostró sus carencias. Kamala Harris cuenta con el valor de ese conocimiento. Ella nunca ha debatido con el dirigente republicano y es conocida su aversión al riesgo.
Publicidad
En su círculo profesional y mediático afirman que Dunn explotará al menos dos elementos en favor de su protegida. Uno de ellos es el característico obliguismo de Trump. La abogada se mueve en el terreno judicial dentro de un mundo de egos y sabe cómo manejarlos o revertirlos en su propio beneficio. El segundo es la capacidad de Kamala Harris para hacerse oir mediante coletillas como «voy a hablar» o «ahora estoy hablando yo» que suelen provocar el silencio de sus oponentes. Frente a un líder conservador acostumbrado a una verborrea aplastante, como ya demostró hace semanas ante Biden, puede ser un factor conveniente. La jurista, además, tiene fama de orquestar requiebros que suelen dejar fuera de lugar a sus oponentes.
Claro que de todo esto no hay pruebas. Dunn sabe que una filtración puede arruinar un caso judicial o desmantelar un episodio estelar de la política. Todo lo que ha enseñado a Harris lo ha hecho con lápiz y papel; apuntes que luego recoge, almacena o destruye para que no lleguen a manos interesadas.
Disfruta de acceso ilimitado y ventajas exclusivas
¿Ya eres suscriptor? Inicia sesión
Te puede interesar
Publicidad
Utilizamos “cookies” propias y de terceros para elaborar información estadística y mostrarle publicidad, contenidos y servicios personalizados a través del análisis de su navegación.
Si continúa navegando acepta su uso. ¿Permites el uso de tus datos privados de navegación en este sitio web?. Más información y cambio de configuración.