Secciones
Servicios
Destacamos
Todas las calles de Filadelfia desembocaban este martes noche en el Licacouras Center de la Universidad Temple. A él llegaban por los cuatro costados miles de personas en las que ha prendido la esperanza gracias al relevo de Kamala Harris al frente de la candidatura demócrata. Hace dos semanas todos se resignaban a perder las elecciones y soportar la vuelta de Donald Trump al poder. Hoy dicen no haber estado tan entusiasmados desde la campaña de Barack Obama.
Eso incluye la decepción que muchos sentían por no haber visto anoche a su querido gobernador, Josh Shapiro, convertido en pareja de Harris, que ha preferido elegir al gobernador de Minnesota, Tim Walz, como su pareja de baile. «¿Pero por qué ha hecho eso?», se preguntaba incrédulo Marc, al volante de su Uber. «Shapiro es un buen tipo y con él se hubiera llevado Pennsylvania seguro». Dando gala de sus dotes sobre le escenario, Shapiro respondió al desplante con una vigorosa defensa del dúo en torno al que deberán unirse todos los demócratas para ganar en noviembre. Lo hizo arropado calurosamente por sus ciudadanos y sin perder la oportunidad de defender lo que todo el mundo cree ha sido el motivo del descarte: su fe.
Con 40.000 muertos en Gaza y la tensión actual entre Irán e Israel tan alta que las aerolíneas han suspendido sus vuelos hasta final de mes, elegir a un vicepresidente judío podía haber desanimado por completo a los votantes más jóvenes, más comprometidos y más progresistas.
Harris ha preferido elegir a un antiguo profesor de pelo canoso que los humoristas comparan ya con Steve Martin. Walz se estrenó sobre el escenario de la mano de Harris para cumplir con su papel de medirse con su rival en la campaña de Trump, el senador JD Vance: «Estoy deseando enfrentarme a ese tío en el debate», dijo, arrancando un grito de exaltación en el público.
Vance había estado en Filadelfia horas antes, donde su presencia había atraído a unas 300 personas, mientras que Harris llenó el recinto y la sala adyacente con 12.000. Otros cientos o miles de seguidores se quedaron fuera haciendo cola hasta mucho después de qué se cerrarán las puertas al llenarse el aforo.
Tocaba definir para el país a este gobernador de Minnesota que profesa un discurso conciliador en contraste con el de su rival. Ambos compiten por representar a la América rural y la clase media depauperada, pero mientras el protagonista de 'Hill Billy Elegy' (la novela scrita por Vance) responde con propuestas ultraconservadoras que recortan los derechos reproductivos y las ayudas sociales, Walz recuerda que en esas pequeñas ciudades en las que ambos crecieron «la regla de oro es ocuparte de lo tuyo», demandó. «Yo voy a empezar por respetar a nuestros vecinos y sus elecciones personales, aunque no sean las mismas que las nuestras».
La inmensa mayoría de los que le escuchaban lo hacían por primera vez. El gobernador y excongresista no tiene aún un perfil nacional, pero conecta con la audiencia en su papel de gallo de pelea. Con su suave acento del Medio Oeste, no perdió oportunidad para atacar a su rival y desmontar algunas de las falacias que han permitido el auge de Trump. «No os equivoqueis, los crímenes violentos subieron durante su mandato», recordó. Trump no solo pinta las ciudades de alcaldes demócratas como peligrosos nidos de delincuencia, sino que culpa de ello a los inmigrantes.
Walz le tiene cogida la medida y sabe que es un agente «del caos y la división», que atrapa a los votantes «atenazandolos de miedo» y enfrentándolos a «los otros». Qué mejor cabeza de turco que los inmigrantes indocumentados, a los que acusa también de la crisis de fentanilo que azota los cinturones urbanos.
Harris destaca de él lo más elemental, su papel de padre, esposo, entrenador y veterano del Ejército, para acabar al frente de un estado en el que llegó a ganar todos y cada uno de los condados. 'Freedom', de Beyoncé, sonaba por los altavoces, convertido en himno de campaña, pero también en el tema principal de su mensaje. «Libertad para votar, para salvarnos de la violencia de armas, para tomar decisiones sobre el amor, y sobre la reproducción de nuestro propio cuerpo».
Tocaba todas las notas para que Skyler Moore, que había viajado en tren desde Nueva York para atender este histórico estreno, se volviese «más entusiasmado que nunca». El joven neoyorquino de pendientes y bandera de arco iris en su abanico tampoco conocía a Walz hasta esa mañana, pero ya se había enterado de las políticas de género que implementó en Minnesota, lo que le ha tranquilizado por pensar que sabrá defender los derechos de su colectivo.
Con diez años más que Harris, Sylvia Brown estaba emocionada sólo de pensar que el sueño de ver a una mujer presidenta se puede cumplir a lo largo de su vida «¡Y encima es negra!», celebraba. Como alguien que vivió a tierna infancia la segregación racial, Brown ha interiorizado el mensaje electoral de no volver hacia atrás, solo hacia adelante. «Se trata de qué país queremos tener», les recordó Harris. Brown dice sentir el mismo entusiasmo que le nació bajo el hechizo de Obama. «Lo que necesitamos ahora es votar, porque hay mucha gente que no sabe reconocer la de sangre y lágrimas que costó obtener estos derechos», sermoneaba.
¿Podrá mantener la campaña de Harris ese nivel de entusiasmo hasta el 5 de noviembre para traducirlo en votos? «Claro que sí, solo quedan 90 días, no un año» para las elecciones. Y así es como el talón de Aquiles de la candidata se ha convertido en un activo. No habrá tiempo para aburrirse de ella, ni perder el impulso de esta segunda oportunidad que recibe la mitad del país, el electorado demócrata. En diez días acaparará de nuevo la atención con la convención del Partido Demócrata en Chicago y poco después tendrá la oportunidad de medirse con Trump en un nuevo debate, si es que éste mantiene el compromiso del 10 de septiembre. La campaña más aburrida de la historia se ha convertido de golpe en una trepidante carrera electoral.
Publicidad
Publicidad
Te puede interesar
Publicidad
Publicidad
Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.
Reporta un error en esta noticia
Comentar es una ventaja exclusiva para registrados
¿Ya eres registrado?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.