Donald Trump seguirá mudo en Facebook

Facebook había sido más renuente a pararle los pies, hasta que la estremecedora toma del Capitolio del 6 de enero hizo temer que el expresidente impidiese una transición pacífica dirigiendo sus hordas por la redes sociales. Para curarse en salud frente a sus usuarios, especialmente sensibles al control de Facebook sobre sus mensajes, el ejecutivo de la empresa pidió opinión al Consejo de Supervisión, que al fin se pronunció este miércoles.

En una sopesada respuesta, el consejo da la razón a la empresa y apunta a mensajes concretos del entonces presidente en los que azuzaba la furia de sus huestes. «Entiendo vuestro dolor, nos han robado las elecciones», escribió a sus seguidores mientras saqueaban el Capitolio. «Habíamos arrasado y todo el mundo lo sabe, especialmente la otra parte». Una hora después, Facebook eliminaba ese post por violar los Estándares de Organizaciones y Líderes Peligrosos.

En la revisión del caso el comité entiende que el riesgo de violencia que precedió a la toma de posesión justifica la decisión, pero cree que no puede ser de forma «permanente». Por eso pide a Facebook que revise la decisión en seis meses e informe debidamente a los usuarios de cuáles son las reglas violadas en las que se apoya la medida.

Enardecido, Trump acusó a los «lunáticos de la izquierda radical», que tacha de ser «una vergüenza total para el país», de haberle quitado la libertad de expresión a un presidente de Estados Unidos. En realidad lo que le ha quitado es un importante instrumento para recaudar fondos electorales. Su campaña invirtió el año pasado 160 millones de dólares en publicidad de Facebook, en comparación a los 117 que invirtió la de Biden. Trump asegura, «al cien por cien», que volverá a presentarse a las elecciones en 2024, por lo que esta decisión es vital para sus planes. Sus asesores sostienen que los listados de correos electrónicos y teléfonos móviles que tiene en su poder le permitirán contactar directamente con sus fieles sin necesidad de intermediarios. «Será como retroceder a la campaña de 2004», se burlaban los analistas políticos en las televisiones.