miguel pérez
Domingo, 13 de noviembre 2022, 08:31
Los demócratas pueden respirar tranquilos y Biden disfrutar de una victoria parcial. El partido se ha hecho con el escaño de Nevada gracias a una estrecha mayoría de Catherine Cortez sobre su oponente republicano Adam Laxalt, lo que le confiere el control de Senado durante ... el resto de la legislatura. Este liderazgo mejorará el margen de maniobra del presidente en caso de que los conservadores tomen el mando de la Cámara de Representantes, donde tienen una lígera ventaja cuando todavía no se han asignado todos los cargos. En cualquier caso, la papeleta que encaran los republicanos no es sencilla. Aun con la posibilidad de un triunfo en el Congreso, sus aspiraciones de ganar por goleada a los demócratas se han hundido. Sofocados por las críticas internas y las quejas de los donantes, algunos líderes comienzan a pedir un cambio de ciclo y «construir» un nuevo partido.
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El Senado tiene una importancia capital en debates del Gobierno estadounidense,como los económicos, y asegura a los demócratas el poder de confirmar los nombramientos en la esfera judicial y la cúpula de la Administración del país. Es decir, de asegurarse un ecosistema cómodo, con la capacidad de designar puestos de alta repercusión publica y de reducir la influencia del conservadurismo acérrimo en la gestión nacional, puesto que ahora se arroga, entre otras funciones, la supervisión de los nuevos jueces federales.
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El camino para llegar hasta aquí ha sido tenso. Cortez ha tenido que esperar a esta pasada madrugada (tarde-noche del sábado) para confirmar un éxito que otorga a su partido los ansiados 50 escaños. Solo queda por resolverse la carrera de Georgia, donde los dos candidatos están empatados y a punto e entrar en una nueva campaña de cara a una segunda ronda electoral en diciembre. El resultado, sin embargo, no hace temer a los demócratas. De caer del lado republicano, que ahora posee 49 escaños, los dos partidos llegarán al Senado con 50 representantes y el voto de calidad de la vicepresidenta Kamala Harris se encargará de garantizar el liderazgo demócrata. De hecho, Georgia preocupa más a los conservadores puesto que, en caso de salir derrotados en este Estado, Biden dispondrá de 51 escaños y se adjudicará el mérito de ser el presidente que ha mejorado los resultados después de unas elecciones intermedias. Y con el viento soplando en contra.
Con el 97% del escrutinio cerrado, Cortez superó la pasada noche a su rival republicano por medio punto. Le han favorecido los votos anticipados por correo de Las Vegas y Reno. También el apoyo de la comunidad hispana. Será la primera latina en el Senado. Ella supo explotar esta circunstancia durante su campaña electoral. Gran parte de su discuso estuvo dedicado a prometer mejoras para los trabajadores comunes y los 'dreamers', los inmigrantes indocumentados que entraron en Estados Unidos siendo niños y a los que el Gobierno de Donald Trump dejó en 2017 desprotegidos y en riesgo de ser deportados al llegar a la mayoría de edad. Dos de sus frentes de batalla han sido el de los asalariados por horas, muchos de ellos latinos, y el respaldo a los sindicatos, fundamentales en la movilización del Partido Demócrata en estas elecciones, ya haya sido en Nevada o en Nueva York.
La tercera clave hay que buscarla en la defensa del derecho al aborto. Nevada es un Estado dado a la libertad individual. Cuando la Corte Suprema anunció su intención de derogar la sentencia que blindaba ese derecho, el gobernador y el fiscal general del territorio ya dijeron que nada cambiaría y que primaría la capacidad de las mujeres para decidir «lo que es mejor para su salud, su familia y su futuro». Cortez ha llevado por ese camino gran parte de su discurso frente al candidato republicano, que ya en su día se mostró satisfecho con la resolución del Supremo calificándola de «victoria histórica para la santidad de la vida».
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La campaña de Adam Laxat ha sido bastante arquetípica. Ha seguido al pie de la letra el argumentario de su partido: explotar las debilidades de la gestión de Biden y denunciar repetidamente el aumento de la inflación y el caos general de la economía en el país. A su favor contaba con las encuestas ciudadanas, donde el 75% de la población del Estado considera que el país transita por un mal camino. De modo semejante a Cortez, Laxat también se dirigió a la clase trabajadora, lamentó que muchos ciudadanos deban vivir del subsidio ante la falta de empleo y criticó la política sanitaria de Biden durante la epidemia al cerrar el grifo del turismo en Las Vegas. Todo un corolario de las ideas del, venido a menos, líder supremo del republicanismo, Donald Trump, que viajó dos veces a Nevada para apoyar a Laxat.
El triunfo de la primera senadora hispana puede verse como una victoria a contracorriente. Incluso entre los demócratas se la consideraba como el flanco débil frente al exfiscal que en 2018 intentó llegar sin éxito a gobernador del Estado. En su contra tenía la aplastante subida de los precios y la reducción de la calidad de vida entre los habitantes de Nevada, ya que el 30% de la población aduce que su sueldo se está quedando cada vez más corto ante el alza de los costes. Cabe destacar que las encuestas dividen la culpa de esta inflación a partes iguales entre la gestión de Biden y factores fuera de su alcance que el presidente trata de domeñar. Fifty-fifty.
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Un dato revelador de la confianza de los conservadores en su candidato al Senado es que apenas ha tenido 13 millones de dólares de inversión en su campaña. Los demócratas, por el contario, han inyectado 3,5 veces más en la carrera hacia las urnas de Cortez, según informa la prensa de Reno.
«Me siento bien y espero con ansias los próximos dos años», ha dicho Biden a los periodistas para mantener vivo el interés sobre su posible postulación a las presidenciales de 2024, y a la vez demostrar que su partido respira tranquila, lejos de los amenazantes pronósticos que advertían de una debacle en las elecciones intermedias. El mandatario ha felicitado esta mañana a Cortez por teléfono y conversado con el jefe de la mayoría del Senado, Charles E. Schumer, quien ha dicho: «Estados Unidos ha demostrado que creíamos en nuestra democracia»,
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Los republicanos, mientras tanto, oscilan entre el silencio, la incredulidad y el enojo. La derrota en el Senado se suma a un estrecho margen de ventaja en el Congreso que, como mucho, les proporcionará un triunfo mínimo. E incluso eso está ahora en entredicho. A estas horas del domingo, el escrutinio otorga 211 representantes al Partido Republicano y 203 al demócrata. Quedan en juego solo nueve puestos, nada que ver con la treintena que los conservadores confiaban en obtener de ventaja.
«El viejo partido está muerto. Hora de enterrarlo y construir algo nuevo», ha escrito en Twitter el senador Josh Hawley. Otros compañeros sostienen que es necesaria una revisión a fondo de «los errores» para subsanarlos antes de 2024. Ya no es solo cuestión de los políticos; también los tesoreros republicanos están preocupados por los mensajes nada halagüeños que les llegan de los donantes de su campaña ante unos resultados absolutamente inesperados. Algunos han llegado a gastarse 15 millones de dólares y nadie paga una fortuna por un aparato averiado.
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