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Donald Trump, en su nuevo Despacho Oval, mientra firma decretos. Reuters
El botón de la Coca-Cola vuelve al Despacho Oval

El botón de la Coca-Cola vuelve al Despacho Oval

Trump recupera el pulsador con el que pedía el refresco mientras trabajaba, uno de los elementos más virales de su anterior presidencia, y redecora en tiempo récord la principal oficina en la Casa Blanca

M. Pérez

Martes, 21 de enero 2025, 12:37

Donald Trump vuelve a tener el botón de la Coca-Cola en su despacho. El Despacho Oval. El rediseño de la oficina del hombre más poderoso del mundo se completó este lunes a velocidad de vértigo para que el nuevo presidente de Estados Unidos lo pudiera presentar a un reducido grupo de periodistas y magnificar su importancia: «Aquí es donde comienzan y terminan las guerras», dijo para refrendar la omnipotencia de su lugar de trabajo para los próximos cuatro años.

El botón de la Coca-Cola, dietética por más señas, tiene su importancia en el universo trumpiano. Conecta con la zona privada de cocinas y de su mayordomo. El líder republicano lo instaló en su primera presidencia. Gozaba enseñándoselo a sus invitados. Apretaba el botón delante de ellos y enseguida entraba un ayudante con vasos de refresco. Un capricho que decía mucho de su gusto por rodearse de símbolos y resortes que demuestren su poder. También del amor de Trump por la bebida más famosa de Estados Unidos. En la Casa Blanca corre el rumor de que consumía una docena de botellines al día. 'The New York Times' calculaba en 2017, en su primer año al frente del país, que tomaba cuatro litros al día. Nadie ha dicho nada de sus análisis de azucar en sangre.

De un dispositivo que sirve únicamente para pedir un refresco no parece que puedan decirse muchas cosas, salvo en el caso de un individuo que desde el escenario de un mitin festivo ha firmado de una tacada muchos de los decretos que configuran el futuro inmediato de un país y las vidas profesionales y personales de miles y miles de personas. Nadie hasta ahora había indultado a un voluminoso grupo de condenados por insurrección y sacado al país de la OMS y del acuerdo climático mundial en el mismo lugar donde poco antes había actuado Village People.

Pues bien, el botón de la Coca-Cola parece sellar la disputa entre el republicano y la compañía, que en 2021 repudió tajantemente el asalto al Capitolio y la consideró una «ofensa a los ideales de la democracia estadounidense». También el magnate llamó a boicotear a la empresa con sede en Atlanta cuando se sumó al rechazo a un cambio de la ley electoral promovido por el gobernador republicano de Georgia. Pero hoy todo eso es un pasado archivado.

Etiqueta conmemorativa de Coca-Cola para la investidura de Trump. X

En la vispera de la juramentación, el presidente de The Coca-Cola Company, James Quincy, entregó al magnate una botella conmemorativa en cuya etiqueta está inscrito su nombre y la fecha de la investidura. Se trata de una antigua tradición que la empresa con 138 años de historia ha conservado en los ceremoniales presidenciales, aunque esta es la primera vez que obsequia con una botella 'diet'. En realidad, en el gusto está el cariño, aunque también el dinero mueve montañas y rencores. La firma de refrescos es el símbolo de la fortaleza económica interior que busca impulsar Trump en esta segunda legislatura. Contribuye al país con 58.000 millones de dólares anuales y sostiene 860.000 empleos.

Elon Musk, en el edificio de al lado

El famoso botón del refresco ya está instalado en el magnífico escritorio Resolute de un Despacho Oval que ha sido redecorado al gusto de su nuevo inquilino en un tiempo récord. Los operarios, de hecho, iniciaron la reforma cuando el ya expresidente demócrata Joe Biden y su mujer, Jill, todavía no habían abandonado la Casa Blanca. A las nueve de la noche, el nuevo mandatario ya se había instalado en él mientras su jefa de gabinete, Susie Wiles, su asesor principal, Elon Musk, la nueva portavoz, Karoline Leavitt, y cientos de asesores, subsecretarios y ayudantes ocupaban sus despachos.

El propietario de la red X dirigirá un Departamento de Eficiencia Gubernamental (DOGE) que tanto él como el presidente han preferido mantener ajeno a la arquitectura del Gobierno. Eso evita, entre otras cosas, el obligado paso por el control del Congreso. Musk trabajará en unas oficinas ejecutivas muy próximas a la Oficina Oval en el complejo Eisenhower.

El nuevo presidente ha retirado la alfombra azul de su predecesor y, aparte del botón de la Coca-Cola, ha recuperado el busto de Winston Churchill que Biden ordenó sacar del despacho en cuanto puso un pie en él. También ha colgado sobre la excelente chimenea que tantas veces ha aparecido en series y películas el histórico retrato de George Washington, el primer presidente de Estados Unidos (1789).

A ambos lados han sido colocados otros dos retratos: Thomas Jefferson, uno de los padres fundadores, tercer presidente del país y autor principal de la Declaración de Independencia; y Alexander Hamilton, el primer secretario del Tesoro. El republicano ha decidido poner un cuadro de Andrew Jackson, presidente que siempre ha admitido como inspirador, y mantendrá el cuadro con el rostro de Benjamin Franklin que Biden decidió añadir en 2021 como homenaje y recordatorio de la importancia de la ciencia en el desarrollo de una nación. El expresidente también colocó un busto de Harry Truman que ya ha sido desalojado. El retrato de Lincoln sí seguirá donde está.

La sala más poderosa del planeta también tiene más estatuillas con el águila dorada de las que rodeaban al expresidente demócrata, según un vistazo realizado por los periodistas de 'The Wall Street Journal', quienes informan que se conserva el busto de Martin Luther King. El mandatario ha recuperado la panoplia que ya instaló en 2017 con las baderas de cada rama del ejército.

El Despacho Oval dejado por Biden, que escogió el azul para la alfombra en vez de los colores neutros de su sucesor. Reuters

La veloz mudanza constituye una obra maestra de la magia. Los empleados solo pueden iniciarla cuando el traspaso de lapresidencia ha comenzado y el hasta entonces inquilino, Joe Biden en este caso, inicia el proceso para convertirse en un ciudadano más. Al anocher, debe estar concluida para que la ocupe su nuevo dueño.

No es fácil trastear. La mayoría de las piezas son históricas y de gran valor. Baste señalar que para cambiar la affombra, los empleados tuvieron que desmontar el pesado escritorio presidencial, un regalo de la reina Victoria en 1880. El mueble es de caoba y roble, scadados del antiguo buque de guerra británico 'HMS Resolute', el navío que en 845 salió en busca de la expedición Franklin perdida en el Ártico.

Cabe decir que sobre el escritorio reposan ahora varias fotografías de la familia Trump. Una de ellas es la del propio Donald con su mujer, Melania, y su hijo Barron cuando era un bebé.

«Qué sensación tan maravillosa. Una de las mejores sque he tenido jamás», confesó Trump a los periodistas que convocó este lunes por la noche en el Despacho Oval. Uno de ellos, cuenta 'The Wall Street Journal', le preguntó por la carta que le había dejado escrita Biden, una tradición que forma parte del traspaso de poderes presidenciales. El republicano abrió un cajón del escritorio, enseñó el sobre cerrado con el número '47', el de su presidencia, y alardeó de que quizá la leyera en voz alta, amenazando con romper el sagrado secreto que siempre ha acompañado a esta misiva, donde se supone que un mandatario deja al siguiente claves, datos confidenciales y sus mejores deseos (o no).

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