mercedes gallego
Corresponsal. Nueva York
Lunes, 30 de noviembre 2020, 12:02
Justo el día en que anunciaba su equipo de comunicación, el presidente electo Joe Biden tuvo su primer encontronazo con la prensa. Sus asesores tardaron casi 24 horas en contar que se había lesionado un pie jugando con el perro y al llegar al hospital ... maniobraron de modo que el pool de prensa no pudiera verle cojeando, sin permitirles siquiera salir del autobús durante las más de dos horas que esperaron los resultados de tomografía computarizada en la que se le detectaron fisuras en el pie derecho. Biden, de 78 años, tendrá que llevar una bota ortopédica durante varias semanas. «Que te mejores», le deseó Donald Trump al tuitear la única imagen que le muestra cojeando de lejos y sin que se le viese el pie.
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Era un recordatorio de que el cambio de guardia hacia el orden establecido tendrá su contrapartida. Trump siente debilidad por las cámaras y se para ante ellas cada vez que tiene oportunidad. Contesta la preguntas espontáneamente y le lleva la contraria a sus asesores. Con Biden el mensaje volverá a estar controlado por un equipo que quiere definir su imagen.
Para eso han puesto al frente a Jen Psaki, alguien en quien los periodistas más veteranos confían porque la conocen desde que trabajaba en la campaña para presidente de John Kerry en 2004. Muchos compartieron con ella miles de kilómetros de avión y autobús durante la campaña de Barack Obama en 2008, donde fue su jefa de prensa itinerante. Luego se la llevó a la Casa Blanca, donde siguió escalando peldaños, y de vuelta a su campaña en 2012, para prestársela a Kerry como portavoz del Departamento de Estado. A Trump le ha criticado como colaboradora de CNN, que dejó para fichar en la campaña de Biden, que la ha nombrado portavoz de la Casa Blanca.
Adiós a la espontaneidad. Con Biden, a diferencia de Trump, el mensaje volverá a estar controlado por un equipo que quiere definir su imagen
Todo queda en casa. Biden recicla a los cargos de confianza de Obama y del aparato demócrata para no arriesgar nada. Como Kate Bedingfield, que fuera su directora de Comunicación en la Casa Blanca y volverá a serlo ahora que es presidente, con un equipo compuesto íntegramente por mujeres con el que quiere forjar su legado progresista. También su vicepresidenta Kamala Harris ha elegido a Ashley Etienne como su directora de comunicaciones, quien no solo les asesoraba en la campaña sino que fue directora de comunicación de la portavoz del Congreso Nancy Pelosi, donde se convirtió en la primera mujer de color que ocupaba ese cargo, además de asesorar a Obama en la Casa Blanca. Y como se trata de cumplir las expectativas de las minorías, Pili Tobar, que ha dirigido la comunicación con medios hispanos del líder demócrata del Senado Charles Schummer y otras iniciativas hispanas del partido, además de haber trabajado en la campaña Biden/Harris, será la directora adjunta de comunicación.
Esa nota de diversidad es la que caracteriza también al equipo económico que presentará este martes, encabezado por un peso pesado como Janet Yellen para secretaria del Tesoro y Neera Tanden, de origen indio, para Oficina de Gestión y Presupuestos. Cecilia Rouse será la primera mujer afroamericana en presidir el Consejo de Asesores Económicos, en compañía de otra conocida de la campaña de Biden, Heather Boushey. Otro equipo cuidadosamente calculado para servir dentro y fuera de la galería, en lo que ya puede considerarse la tónica de este gobierno.
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