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Mercedes Gallego
Nueva York
Viernes, 11 de diciembre 2020, 23:31
Joe Biden tiene un reto para sus primeros cien días de gobierno: «Cien millones de vacunaciones en cien días», anunció este viernes. Y para completar el objetivo los estadounidenses tienen que contribuir con algo: «Cien días de mascarilla», pidió.
Un desafío «audaz pero ... posible» con el que pretende dejar atrás la pandemia a la vez que los cuatro años de gobierno de Donald Trump. Quedará un país que reconstruir como si resurgiera de la Gran Depresión. Para esa labor ha elegido a Susan Rice, la exembajadora en la ONU de Barack Obama que también fuera su consejera de Seguridad Nacional, a la que este viernes presentó como directora del Consejo de Política Interior.
En el año del #BlackLivesMatter Biden destacó el lugar al que ha llegado esta descendiente de esclavos, pero Rice fue más lejos al exhibirlo como prueba de que lleva «el servicio en la sangre». No cualquier afroamericano se hubiera tomada bien esa afirmación, de no venir de uno de ellos. Rice prometió hacer todo lo que esté en su mano para reconstruir el país «mejor que nunca» y acercar «a todos los estadounidenses mucho más hasta el sueño americano».
No estará sola. El presidente electo aseguró que tiene en marcha un esfuerzo nacional coordinado y prometió utilizar todo su poder presidencial para destruir el virus que sigue cobrándose vidas. «No podemos desear que se vaya, tenemos que encararlo».
Hará falta algo que se le escapa de las manos, la unidad del Congreso a la hora de aprobar un paquete de ayudas que no ha conseguido Trump, por mucho que lo busque y tenga con su partido mayoría en el Senado. Biden urgió ayer a los legisladores a que no se vayan de Washington estas Navidades sin aprobar un rescate que alivie la angustia económica de los estadounidenses durante las fiestas. Incluso si se ponen de acuerdo, prometió que no será el único paquete. «La ayuda está en camino. Esto será solo un primer paso. Hay mucho más por hacer».
Le acompañan en esa tarea muchas de las mismas caras familiares de su gobierno con Obama a las que ha adjudicado diferentes cargos. Denis McDonough, ex jefe de gabinete en la Casa Blanca, dirigirá el Departamento de Veteranos, y su viejo amigo el exgobernador de Iowa Tom Vilsak volverá a ocupar el cargo de secretario de Agricultura.
Vilsak esgrimió este viernes su propia historia personal de hijo adoptado y hombre hecho a sí mismo, sin que eso reconfortase a quienes esperaban que Biden apostase por Marcia Fudge para el cargo. Y no solo porque es afroamericana, sino porque hubiera transformado el ministerio que se centra en los productos agrícolas de la América profunda en una agencia que vela por los trabajadores agrícolas y los comedores sociales, poniendo el énfasis en la nutrición más que en los bolsillos de los agricultores que devuelven votos. Biden no ha sido tan revolucionario, pero le ha adjudicado a la congresista de Ohio el Departamento de Vivienda, donde podrá ocuparse de la población afroamericana y otras minorías que integran en buena parte las viviendas sociales de la era Roosevelt, convertidas ya en guetos urbanos.
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