caroline conejero
Nueva York
Jueves, 1 de septiembre 2022, 21:49
En un discurso político en horario de máxima audiencia en Pensilvania, el presidente estadounidense, Joe Biden, denunció este jueves la «amenaza contra la democracia» que supone el extremismo de los republicanos trumpistas. En su segundo viaje al Estado en tres días, el mandatario apeló al « ... alma de la nación» junto al legendario Hall del Parque Histórico Nacional de la Independencia de Filadelfia en una intervención que reflejó la naturaleza urgente de lo que la Casa Blanca ve como un riesgo existencial en el país.
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La alocución, etiquetada como «importante», es parte de la batalla fundamental para corregir la dirección política a falta de menos de 10 semanas para las elecciones legislativas de noviembre. En palabras de Biden, se trata de una batalla en la que los norteamericanos se juegan la posición de EE UU en el mundo y su democracia.
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El enfoque del discurso fue una reedición de su consigna de campaña de las presidenciales de 2020 con el fin de consolidar una coalición nacional similar a la que llevó al poder a los demócratas, que frene el avance del movimiento antidemocrático y el recorte de libertades en el país como el derecho al voto y al aborto, entre otras.
Biden se volcó en advertir sobre la amenaza a la democracia de los republicanos extremistas y su negacionismo electoral, un movimiento que no reconoce elecciones libres y limpias, así como su creciente retórica de recurso a la violencia cuando el sistema de votación no les favorece.
Los comicios del próximo 8 de noviembre serán cruciales ya que los demócratas luchan por mantener sus famélicas mayorías en el Congreso y el Senado. La batalla será decisiva en Estados columpio y en los fuertemente republicanos, donde las nuevas leyes de restricción de voto y el acoso a trabajadores electorales presentan complicaciones inéditas.
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Biden, que, a pesar de los temas sin resolver con su predecesor, se ha mantenido hasta ahora intencionalmente al margen de las investigaciones que rodean al expresidente, ha intensificado en las últimas semanas los ataques contra los republicanos extremistas e incluso contra Trump directamente. El mandatario demócrata se ha vuelto cada vez más explícito en sus alusiones después de que durante su primer año en el cargo apenas le nombrara y se refiriera a él como «el ex tipo», en lugar de por su nombre.
En un mitin en Maryland la semana pasada, Biden calificó a los extremistas del trumpismo como una «sentencia de muerte», señalando que no sólo es Trump, sino toda su filosofía. Biden incluso calificó dicho movimiento como el «semifascismo».
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El jefe de la Casa Blanca celebró los progresos legislativos de su Administración este año como la aprobación de la legislación de control de armas, un triunfo sobre la Asociación Nacional del Rifle, y resaltó su intención de prohibir los rifles de asalto en el país. Resaltó también la nueva norma recién aprobada para reducir la inflación y frenar el cambio climático que dará un impulso a la adopción de energía verde y reducirá las emisiones de CO2 en un 40%.
Paralelamente al discurso de Biden, en Florida, el equipo legal de Trump regresó de nuevo a la corte como parte de su disputa legal contra el departamento de Justicia. Demandan la nominación de un magistrado independiente para decidir si los documentos de alto secreto incautados por el FBI pueden ser utilizados como pruebas contra el expresidente. No está claro cómo un juez podrá formarse un criterio para decidir sobre un material de carácter ultra-secreto, fuera del alcance de la mayoría de los funcionarios públicos, incluidos los propios investigadores del FBI. Aun así, los abogados del expresidente insistían en que «no debería ser motivo de alarma» que los documentos estuvieran en manos de su cliente.
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En otro golpe a Trump, el comité de supervisión y reforma de la Cámara de Representantes anunció la obtención por fin de documentos financieros clave de Trump, tras una larga batalla legal del expresidente durante años para impedirlo. El organismo investiga los conflictos de intereses sin precedentes, los negocios en beneficio propio y los vínculos financieros del expresidente con el exterior.
Los documentos, obtenidos tras un acuerdo con Trump y su firma de contabilidad, Mazars USA, permitirán al Congreso investigar a fondo la problemática conducta de Trump y aprobar reformas que en el futuro imposibiliten a los presidentes abusar de su poder para beneficio personal.
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